Mostrando entradas con la etiqueta dolor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta dolor. Mostrar todas las entradas

noviembre 11, 2015

Del dolor y la muerte

Me he acostumbrado a esta temporada dura de mi vida tanto que había olvidado lo que era desahogarme escribiendo. Casi que puedo decir que mi dolor se volvió silencio y no siempre el silencio es algo bueno, ni el callar el dolor por miedo a aparentar ser débil es la reacción correcta.

Aunque la tinta lo aguanta todo, siento que el desahogo de enviar esto al escenario "público" ayuda un poco, aún más que lo que me ayudaría hablarlo por las redes sociales, o comentarselo a quién no le importa.

O sea, es como un confesionario. Sí, ya me doy cuenta que sigue el mismo estilo de antes, la larga retahíla para poder comenzar, qué más da. Lo sé.

El dolor de la muerte es algo que sólo quien lo vive es quién lo goza. Digo que lo goza porque no sabremos como vamos a reaccionar hasta que pasemos por ahí, y qué tan humanos seamos cuando las decepciones que suelen surgir en momentos como estos aparezcan. Lo cierto es que aparecen y la sensibilidad a flor de piel no se hace esperar. Anhelamos que otros traten de consolarnos en nuestro dolor, o que muestren una señal de solidaridad con nosotros, pero siempre habrá quién ante la muerte no sepa qué decir, o prefiera pasar de largo.

Me he encontrado con todo ese tipo de personas en estos meses, luego de una gran pérdida. Me encuentro yo misma huyéndole al dolor, con cientos de ocupaciones y planes futuros. Es como si luego del intenso sufrimiento, la agonía de meses y años rogara por un escape y por un derecho a vivir cosas diferentes.

Pero lo cierto es que esto que dice la Biblia de que "Todo tiene su tiempo" es algo real, y debemos aprender a vivirlo, con humanidad, vulnerabilidad y algo de paciencia con nosotros mismos, y con otros. Que no es fácil, ese es otro tema.

Este tiempo de dolor o de luto, como se le suele llamar, es algo que debe vivirse y quizás al pretender ser fuertes y no llorar o no herirse fácilmente, atascamos una fuente que debe buscar salida para permitir entrar el verdadero consuelo y sosiego de los sentimientos. Para poder dejar frente al altar lo que nos fue dado y nos es quitado. Así nada más, pero en un proceso lento, al que en esta sociedad occidental llena de deberes y  afanes nos tiene poco acostumbrados.

Hoy es un día demasiado especial y siento haberlo arruinado por no poder callar mi dolor. Sé que debí haberlo hecho, pero es algo que me ha costado descargar en la presencia del Señor. A ratos me hace falta esa presencia física, poder verle soportar mis historias, mis recuerdos y toda mi rareza frente a este dolor. Quizás ahora sea el tiempo en que pueda sí o sí depender de Su paternidad y amor, disponibles 24/7 para mí.

Incluso aquí no puedo ser 100% vulnerable, siempre habrá cosas que sea mejor no contar. Pero ayuda mucho ser sinceros y esperar esa lluvia que viene luego de que hemos derramado todo lo que nos tenía atragantados.

La cosa es que el dolor es algo que debe vivirse, que no siempre se puede ser tan responsable y tan cristianamente correcto. Aunque algunas veces duela y las palabras no puedan devolverse.

Sólo espero que luego de que salgan todas estas emociones a flote, sea Dios quien ponga la curita en el corazón. Y que aún así, con tanto dolor, enojo y emociones encontradas, pueda ser esa débil persona que aún Él toma en cuenta para sus propósitos.

Me voy, dejando un bello escrito que habla mejor que todo mi desahogo, sobre la verdadera dirección que debe tomar el dolor.

Y una mujer habló, diciendo «Háblanos del dolor». 
Y Almustafa dijo: 
Tu dolor es la ruptura del caparazón 
que encierra tu entendimiento. 
Así como el hueso del fruto debe romperse 
para que su núcleo pueda exponerse al sol, 
así tú debes conocer el dolor. 
Y si pudieras mantener tu corazón maravillado 
ante los milagros diarios de tu vida, 
tu dolor no te parecería menos maravilloso que tu alegría. 
Y aceptarías las estaciones de tu corazón, 
así como siempre has aceptado las estaciones 
que pasan sobre tus campos. 
Y observarías con serenidad 
a través de los inviernos de tu sufrimiento. 
Gran parte de tu dolor es tu propia elección. 
Es una poción amarga 
con la que el médico que hay en ti cura tu ser enfermo. 
Por lo tanto, confía en el médico, 
y bebe su remedio con silencio y tranquilidad: 
porque su mano, aunque pesada y dura, 
está guiada por la mano tierna de lo invisible, 
y el cáliz que trae, 
aunque quema tus labios, 
ha sido hecho del barro 
que el Alfarero ha humedecido 
con Sus propias lágrimas sagradas.


febrero 23, 2013

Decisiones


Leo actualmente un muy buen libro sobre la sanidad interior, del cual haré un posterior review aquí. Lo que siempre me deja al terminar es la sensación de "cómo no ví esto antes" y es verdad. Sé que es preciso sentir lo más profundo de mi dolor para poder salir de allí, para vivir un verdadero perdón, ese perdón que ha sido tan esquivo para mí.

Las toneladas de esfuerzo que he usado en perdonar desde la superficie -aún llorando- son similares al silencio de un Dios que no responde a esos esfuerzos. Ese Dios que estaba con un David sincero, quejumbroso, lleno de dolor, que estaba con un Job amargado, sumido en su pena,  o con un José que salía corriendo a llorar con sólo ver a sus hermanos, es el mismo Dios que desea estar conmigo en ese PROCESO de perdón. No el proceso del 1,2,3, sino el proceso que es ir a lo hondo de la herida y sacar el pus que la inflama. Ese es el proceso del que tanto leo, de "Gritar desde adentro", ser vulnerable y tantas cosas más.

Recuerdo el tiempo en que lloraba tanto, por el más mínimo rechazo, por la mera mención de mi dolor. Me avergonzaba siempre estar en medio de lágrimas y abrazos compasivos de otros que ni entendían mi situación. Es triste de algún modo saber que esos comienzos ya no están y está es una mujer que ya no llora tan seguido sino que ha aprendido a tragarse las lágrimas para que la hinchazón no se refleje al otro día, la que convive con la rabia y la amargura que se hacen más fáciles de disfrazar, la que ha dejado de sentir.

Y es que... desearía poder llorar y gritar con todas las fuerzas lo mucho que me duelen las heridas del pasado! pero carezco de ese espacio. Sin embargo, ahora que leo lo importante que es, desearía viajar lejos, sólo para meterme en ese infierno de dolores y saber que no pueden matarme. Deseo en verdad que la compañía y el poder sanador de Dios se revelen y me revelen tanto en ese proceso!!! deseo poder dejar eso por fin atrás.

Hay muchas decisiones por tomar, pero esta es una urgente y necesaria. Llorar y afligirme por mis penas, así el comienzo parezca reflejar alguien que ya no soy... así tenga que convivir con la ira que brota en la superficie tratando de ahuyentarme de mis emociones... es preciso hacerlo. 

enero 20, 2013

Ir.


Sí eso que escuché hoy tiene todo el sentido del mundo. Es preciso invitar a Jesús a esos cuadros viejos que han querido estar más que permanentes en mi vida, oscuridad y dolor, y hacerlo parte de ellos. Con Él no puedo fingir, y en mi religiosidad pensé que no era bueno quejarme o que lo mejor era seguir intentando chapotear en mis esfuerzos por arreglarlo todo, o mejor aún.... evitar la tensión de estar sentada al lado de Dios y no poderle decir todo lo que llevo dentro...

La primera conexión y el primer punto de partida si quiero ver cosas diferentes para mi vida en este año es abrirme por completo a Jesús, al Jesús humano que comprende el dolor y puede y quiere llorar conmigo. Al Jesús divino que puede transformarlo todo.

No pueden haber sueños allí adelante cuando la neblina de lo no dicho y del dolor resignado permanecen.

No sé que encontraré al siguiente paso, pero sé que debo darlo. No quiero más de lo mismo. Anhelo la Luz de Sus ojos, y la vida que sólo El puede dar. Y todo empieza con una palabra. Ir.

Ir es una palabra pequeña pero que implica una acción. Salir del estancamiento de las palabras y los silencios vacíos. Ir fue la primera instrucción que recibió Abraham cuando Dios le dijo que saliera de su tierra (la tierra cómoda y conocida) a un lugar desconocido para él. Ir es poner un pie delante del otro y andar. Acción más que palabras. Encuentro verdadero y resolución de angustias imaginarias. Todo puede pasar, pero creo que vale la pena vivirlo, al menos es mejor que estarse sentado en el mismo sitio esperando que alguna magia del destino haga que las cosas cambien.  Ir es el mejor paso para planear sobre un lienzo diferente, soñar y ver  ¡por fin ver! todo eso que ha estado allí esperándome.




septiembre 23, 2012

Perdón maduro



"Los santos modernos son personas comunes y corrientes que usaron las heridas como dones; heridas que hubieran dañado psicológicamente a los que no perdonan una ofensa y no la viven como don. Perdonar hasta el grado de quedar agradecidos por la posible madurez que surja de la herida, no es una perogrullada mágica e indolora, que trae salud psíquica y espiritual. Otro santo moderno fue Martin Luther King quien no encontró que los perros de la policía mordieran menos, o que las puertas de la cárcel se abrieran de repente, cuando pudo perdonar a la policía de Birmingham.


Perdonar hasta el grado de agradecer la madurez no es una forma de manipular a Dios y obtener cosas a nuestra manera, sino una forma de traer la curación a Su tiempo y a Su modo. Dios no promete eliminar nuestros problemas, pero sí nos promete la ayuda para enfrentarlos y para madurar a partir de ellos, hasta que podamos decir la oración serena: 'Dios, otórgame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar aquellos cosas que sí puedo, y la sabiduría para conocer la diferencia'".

Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida

julio 06, 2012

Por la noche durará el lloro...

 Por la noche durará el lloro...salmo 30:5

Llorar le hace bien al corazón, dicen por ahí. Bueno no sé que tan bien me hace a mí que lloro tan fácilmente. Es mi dolor de esos que no quiero explicar porque no tiene sentido hacerlo, porque bastantes cosas han sido dichas ya y no encuentro alivio en las palabras. Conozco cada diagnóstico y análisis que me he hecho y sé todas y cada una de las cosas que debería hacer, y conozco cada una de las excusas para ello. Conozco cada frustración y cada pena, conozco el sonido de ese viejo motor, ahí dentro, casi funcionando.  Me siento en la silla de análisis y en la silla del psicoanalista. Analizo, comparo, filtro, concluyo, y me hundo aún más en mis análisis y conceptos, y en cada cosa que el camino deja sin hacer.

Lloro cuando fallo y cuando veo como se pierde al horizonte todo por lo cual alguna vez luché y creí. Lloro y odio que la gente me vea llorar, y odio cuando hago pataletas de niña intentando explicar porqué sigo donde estoy y porque no estoy donde debería estar. Odio ver repetidas escenas que exaltan mi constante debilidad y mi poca capacidad para guardar mis tristezas en mi pecho.

Lloro cuando veo cuánto terreno le he dado a mi enemigo, con cada queja como ésta, con cada voz de desesperanza y cada creencia de imposibilidad en mi vida. Lloro cuando escucho el libreto de mi autocompasión. Lloro y me da rabia ver como he dejado que todo llegue hasta este punto, de perder tanto tiempo y olvidarme de la primera voz que oí:  "Estoy contigo".

Siento en estos momentos deseos de llorar la última lágrima de invierno y no más.  No sé si este post le haga bien a alguien, pero me hace bien dejar salir el dolor que hiede en el corazón. Reconozco en mí algo que tenían los salmos de David, sinceros y no siempre confiados de principio a fin. Reconozco que de una extraña manera eso me ha ayudado a que otros se identifiquen conmigo y a dejar salir su dolor. Aunque es confuso, ya no quiero verme así, ya no quiero ser quien llora otra vez.

Lo bueno es, que esas lágrimas aún no me impiden ver el firmamento, con una que otra estrella asomando en medio de nubes enormes.... y extrañamente ver las estrellas me consuela y hace sinapsis interminables con Dios en mí. No querré oír más voces,  ni opiniones, ni mis suposiciones. No querré oír mi llanto, a menos que en ese hombro, sollozando, escuche de nuevo "Estoy contigo".

junio 23, 2012

When nothing changes

He postergado mucho el escribir aquí. El porqué radica en que no tiene mucho sentido escribir sobre lo mismo, con el mismo lenguaje y sin nada nuevo que añadir. Las batallas son las mismas, no me derrumbo de la misma manera ante los mismos obstáculos pero la frialdad de la experiencia no siempre indica que se esté haciendo lo correcto. Viene ante mí la frustración siempre que me comparo con otros, pero sobretodo, cuando digo "yo podría estar allí, y no lo hice".  Ese es el dolor que me trae hoy aquí y no es un dolor nuevo, pero siento que debo escribir al respecto, para ver si de repente algo cambia, no lo sé.

De las cosas que he aprendido en este tiempo es acerca de mi valor propio. He tenido que darme cuenta que soy una "hacedora" y que continuamente busco oportunidades para estar haciendo y haciendo cosas que me otorguen valor o reconocimiento. He descubierto que hacer cosas me distrae de hacerle frente a mis miedos y dolores, de verme en el Yo Soy y dejar que eso me baste. Lo que se ha vuelto mi vía rápida de escape es: Debo hacer la obra de Dios.

Lo raro es que me doy cuenta que aún cuando hago esa obra de Dios, a mi manera, estoy distante de ese Dios que anhela a una hija antes que requerir una sierva, y que desea hablarme de mil formas mientras yo me conformo con mi rezo de loro parlante estilo "tu allá y yo acá, por favor ayúdame". No debería sorprenderme que nada cambie, que siga teniendo sed.

Escribo aún desde el mismo impávido exterior de mis circunstancias, consciente de que para moverlas, es preciso un cambio interior, un retorno, un deseo por el agua de vida, un abrazo en el hogar, mi hogar en Dios.

Y termino diciendo que algo de la tristeza y del mal sueño que rondaba hasta el final del día se fue... trayendo un poco de viento fresco de esperanza y de buscar esos ojos que como brújulas indican el único camino. Bendito Señor.

enero 28, 2012

Magma

Ese es un estado común en mi corazón, como si fuera magma. En ocasiones, esa magma fluída, roja, que se abre, expresa lo que siente, y no teme a la sinceridad. En otras, esa magma que se cierra, se petrifica y se guarda para sí.


Sé y entiendo que hay momentos de la vida cuando uno no quiere espectadores, ni siquiera manos amigas dispuestas a venir con las mejores intenciones a salvar. He tenido mis momentos así, he tenido amigos en momentos así. Quizás me debato entre la esperanza de que puedan ayudarme, al conflicto interno de atracción, confusión, admiración, rechazo, dudas.

Esta magma es extraña, en ocasiones quien se acerca no representa amenaza, entonces todos los temores son expuestos, cada herida crónica revelada, sin miedo a parecer paranoica o un poco loca. Las lágrimas fluyen como si no hubiese posibilidad de parar. La desnudez del alma no es problema.

En ocasiones, al contrario, esa persona llega a ser un prototipo de lo que siempre esperaste: las palabras adecuadas, el interés desmedido, la afinidad de pensamiento, etc., cosa que se transforma en admiración, atracción...y amenaza...¿Esto otra vez? entonces la magma automáticamente ennegrece, y se cierra a posibilidades de cambio y sanidad, se cierra a ser vulnerable, vuelve el orgullo protector y trata de acomodar todo en su lugar: las cosas están bien, yo puedo con esto, la estructura no me sanará, Dios lo hará, etc, etc.

¿Que por qué publico esto? no sé. Trato de ser sincera conmigo misma. Registrar los estadios de mi corazón a fin de entenderlos mejor y arrojar alguna luz sobre la oscura madeja de mis pensamientos. Dios me ha convencido de que separada de Él ya no puedo yo hacer nada, pero que siempre necesitaré que alguien me ayude en la jornada. Que los instrumentos que desprecio en medio de recaídas de decepción, aún pueden ser útiles si les quito el poder exclusivo y eficaz y le doy a Dios la oportunidad de moverse como quiere.

Sé que Él fluye entre los estados de la materia, entre el rojo y el negro, que en medio de tanta bondad suya podré descansar y construir puentes de sanación, de relacionamiento restaurado. Lo anhelo de verdad.

diciembre 30, 2011

Retrospectiva


Miro este año que mañana se acaba y no sé que decir. Fue uno de los años más duros que he vivido y a pesar de eso veo que Dios en realidad tuvo misericordia.

Yo he dejado de creer en las resoluciones de nuevo año, de esos cronogramas estilo microsoft project con metas, objetivos, y fechas... tal vez porque mi temperamento no se adapta a ese tipo de esquemas, o porque en realidad no he podido llevar a cabo todo al pie de la letra. Este año no lo planeé en lo absoluto, y sin embargo, a mediados de febrero todo lo que sentí venir era algo extraño. Dios anticipó el golpe con un "Llegaremos a la otra orilla" y no más. Eso era todo lo que tenía para sostenerme. Jamás pensé que sería tan difícil.

Este fin de año no tuve más sorpresas familiares, de esas que siempre venían a sacudirme, tal vez porque lo que no sabía ya me lo imaginaba, o porque el perdón si hizo su efecto en algunas áreas... pero si tuve cargas que llevar y cosas que hacer que estaban totalmente fuera de mis planes.

He llorado en silencio, he gritado de angustia, he querido desaparecer y dejarle la carga a alguien más.... he reventado por la presión, he perdido la paciencia...y la he tenido que volver a tomar. No pienso que sea ajeno a lo que a los demás les pasa. Aunque si hubiese una palabra clave que estuvo en mis labios este año fue: Cansancio.

Cansada de las circunstancias, cansada y desanimada para seguir empujando la roca, cansada de las decepciones, cansada del débil y mediocre amor humano que pareciera que siempre hay que perseguir. Cansada de mí, de no lograr encontrarme en nada, de no saber qué hacer conmigo, muy muy cansada...

Aprendí a sobrevivir con poco, a alimentarme de las palabras de Dios que ya sabía, a hablarme de Su amor y misericordia, aunque en el fondo lo que más quería era saber que LO HABÍA HECHO BIEN.  A pesar de todo.

En estos momentos no tengo fuerza y ánimos para ver más allá, para envisionar un año diferente, lleno de cosas buenas para mí. Y no sé si pasará como cuando hacía ejercicios de artes marciales, me decía mi instructor que lo elemental y rutinario de los mismos golpes, finalmente se vería demostrado en fuerza, algo de todo esto que ha pasado desde hace 4 años, empiece a evidenciarse en una fe transformada y una devoción madura. Supongo que aún me faltará reposar sobre los hombros de mi Dios y ser niña, confiar en que vendrán recompensas y oportunidades nuevas.  Lo que más necesitaré es OIR Su voz.


Finalmente tengo que terminar con agradecimiento. Creo que estamos como familia llegando a la otra orilla, creo que aunque yo no lo veo, llegaré también. Dios sostuvo mi casa y resistimos la tormenta. Sé que Él tuvo que despojarme de mi egoísmo, mi orgullo y de todo lo cual dependía, para darme cuenta que al final sólo es Él lo que cuenta. 

Que seas bendecido en el año que comienza y que lo que venga sea lo que sea, sea con Dios al mando, que sea siempre tu timón, tu vela, tu capitán, tu viento y tu esperanza.


octubre 29, 2011

Ilusiones y expectativas - interludio

Cuando estamos impacientes, cuando queremos quitarnos de encima nuestra soledad e intentamos superar la separación y la sensación de que nos falta algo, que a veces experimentamos, fácilmente nos relacionamos con el mundo poniendo en él expectativas devastadoras. Ignoramos que también nosotros sabemos, desde un conocimiento profundamente asentado en nosotros, intuitivo, que ningún amor o amistad, ningún abrazo íntimo o beso tierno, ninguna comunidad, comuna o colectividad, ningún hombre o mujer serán capaces jamás de satisfacer nuestro deseo de vernos aliviados de nuestra condición de solitarios. Esta verdad es tan desconcertante y dolorosa que nos hacemos más propensos a los juegos de nuestra fantasía que a hacer frente a la verdad de nuestra existencia. Así seguimos esperando que algún día encontraremos al hombre o a la mujer que realmente entienda nuestras experiencias, la mujer que traerá paz a nuestra vida inquieta, el trabajo donde podamos agotar nuestras posibilidades, el libro que nos explicará todo y el lugar donde podamos sentirnos en el hogar. Tal esperanza falsa nos lleva a hacer peticiones que llegan a agotarnos, y nos preparan para una hostilidad amarga y peligrosa, cuando empezamos a descubrir que nadie ni nada puede llenar nuestras expectativas de absoluto.
                                                          El Sanador herido, Henri Nouwen

Qué cierto... ¡Gracias, Henri!

octubre 08, 2011

Ilusiones y expectativas 1

"I've spent so long firmly looking outside me
I've spent so much time living in survival mode"
- Precious illusions, Alanis Morissette 



Soy mujer, y creo que esto que mencionaré a continuación es una lucha con la que lidiamos especialmente nosotras, y quizás más algunas con cierta tendencia temperamental. El idealismo. Queremos llenar nuestro vacío de admiración, afecto y amor,  buscando alguien que pueda ver algo grandioso en nosotras, que pueda mostrar interés en lo que somos. También, creo que nos pasa, tratamos de encontrar una persona que cumpla nuestras expectativas, ya sean físicas, de conocimiento, de gustos, etc. 

Siempre he sido así. Recuerdo de adolescente le hacía una oración a Dios que era algo así: "Dios, por favor, concédeme un hombre que sea muy inteligente", en ese entonces nada de eso abundaba por donde yo mirara y cuando apareció, al principio parecía llenar todas mis expectativas, pero luego, su inmadurez salió a flote, y eso que era bastante mayor que yo. Mucho cerebro, poco corazón, poca vida más allá de sus gustos extraños y palabras elocuentes. Quedé curada y no volví a hacer ese tipo de peticiones (en realidad no quedé curada, sólo decepcionada y decidí por esa y otras situaciones de mi vida cerrarme y fantasear con prototipos en mi mente). Las mujeres seguían siendo más sencillas para mí, pero afortunadamente tenía una especie de conciencia interna que no me permitía lanzarme.

Con el paso del tiempo, de muchos golpes, de muchas confusiones y malas decisiones, de procesos y purificaciones- ya en Cristo-, empecé a mentalizarme en querer intentar de nuevo algo con un hombre. Internamente mi check list (lista de requerimientos) si contenía un prototipo de hombre que según mi modo de pensar "jamás me haría daño" modo de pensar al que llegué luego de haber pasado por abusos y malas relaciones con el género masculino.  Para ser más sincera todavía, el prototipo si era bastante específico y al imaginarlo -decía- nada iba a salir mal.

Pues bueno... ese hombre apareció. Cada detalle que me hablaba de él, era un chulito que le ponía a mi lista (todo esto, inconscientemente, claro), cada cosa que conocía de él me entusiasmaba. Llegó a tal punto a sorprenderme que no me creí digna de él. Eventualmente nos hicimos más y más amigos, y yo lentamente empezaba a planear cómo serían las cosas cuando se dieran, y empecé silenciosamente a tomar algunas de mis decisiones alrededor de lo que él hiciera ¡aunque no había nada entre nosotros! esperaba cada día el momento en que se hiciera el click, él no decía nada, y yo tampoco, me cansaba un poco el tema de que nada pasara, de su timidez, de muchas cosas...

Para no hacer más largo el cuento, llegó el tiempo de tormentas por el cual estoy ahora, tuve que viajar para atender la hospitalización de mi papá y esperaba que él me llamara, me escribiera, se diera por enterado, se preocupara por mí y nada... nada... nada. Cuando llegué, como si no existiera, en fin... tuve que enterarme luego de que estaba saliendo con otra chica de la iglesia, aunque para esas épocas yo ya me lo presentía...

Puaj!! se me cayó el ídolo! me he sentido mal por muchas cosas en este tiempo, pero especialmente porque lo creía tan infalible que cuando pasó, inmediatamente sentí el dolor de ver todo caer. Mis esperanzas, mis sueños, mi casi armada seguridad emocional.
Ya a estas fechas el perdón ha ayudado mucho, pero lo que me viene a la mente es, cuan peligroso es todo esto de idealizar y depositar expectativas demasiado altas en alguien, o en algo diferente a Dios.  Cuan peligroso es, beber (así no sea materialmente, cosa que diferencia nuestra lucha de la de los hombres) de cisternas rotas que no retienen agua, buscarnos nuestra seguridad y afecto aparte de la fuente inagotable de Dios.  Por irnos detrás de lo que creemos adecuado y apropiado para nosotros, nos podemos estar perdiendo primero, de una relación totalmente vivificante por sí sola en Jesús, y segundo, de lo que en verdad Dios quiere darnos.  Su perspectiva y Su visión superan en mucho la nuestra, golpeada por condicionamientos sexuales, familiares, sociales, religiosos, etc. 

Ya que el post está largo, sólo me queda decir que mucho tiempo fui la de ese video que puse al principio del post, no sólo en el área emocional, sino en muchas más, mirando afuera, escribiéndome ilusiones que me permitieran sobrevivir a una vida a la que no le veía futuro. Hoy ya no. Ha sido suficiente. He decidido poner mis expectativas en Dios, el guiará mi vida según el curso que Él ha trazado (Prov 21:1). Y esa es la vida abundante que quiere darme.

septiembre 27, 2011

Desatando a Lázaro

Este de hoy es un post de agradecimiento. Recientemente oí una prédica en la que se mencionaba el punto de vista de Lázaro, a quién Jesús resucitó. Él en particular no veía nada, así que Jesús tuvo que ordenarle a la gente que rodeaba la tumba que lo desataran (Jn 11:44).  He vivido esto últimamente. He llegado al punto de no ver nada, de insistir tanto en la misma fórmula que digo "Bueno pues si no es por aquí, Padre, muéstrame".  Y Dios ha usado gente para revelarme ataduras que ni me pasaban por la mente. Cosas que la verdad me ha costado mucho reconocer.

Lo bueno es que en la esfera del Reino todo esto es hecho con amor, y siento que lo que me ha sido revelado, realmente podrá desatarme y hacerme andar. Sobretodo, experimento como si ya no estuviera estancada, aunque hay mucho por trabajar. Debo sobretodo, agradecerle al Dios de los tiempos, que se ha tomado la dedicación de fijar en mí todas estas cosas de manera que pueda asimilarlas y actuar.  También a los de cerca y a los de lejos que en su sincero interés han tocado la puerta y no se han rendido, hasta hacerme entender.

En la adoración de este domingo, sentí realmente la verdad de que Dios tiene una estrategia particular para cada uno de nosotros. Sí, hay fórmulas basadas en criterios bíblicos, pero solamente en una relación permanente, expectante y sedienta con Dios, podemos verlo como el Maestro que es, quién no se rinde cuando otros se extrañan de que algo no funcionó en nosotros.  "Te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" dice un pasaje en Jeremías y creo que para alguien que esté perdiendo la esperanza de su sanación y avance esto será útil para recordar: Sólo del Trono se bajan las estrategias para vencer.  Armémonos de fe, dejemos que la gente nos desate, abrámonos a la realidad de la gracia obrando en nosotros y veamos lo mejor suceder.

septiembre 10, 2011

¡Derrumbémonos!

¿Has sentido alguna vez que viene una cosa, tras otra, tras otra que parece que no puedes soportar más?, ¿Has sentido el peso del mundo, de tus errores, dolores e imposibilidades de tal manera que no crees ir a alguna parte?
¿Has intentado una y otra vez hacer las cosas que se te piden y aún así sientes que te queda grande?

Bueno, quizás esas preguntas sean un pequeño resumen de lo que se ha acumulado en mí en tanto tiempo.  Volviendo a consejería, me doy cuenta que ya tengo un libreto armado de toda mi "triste historia" de tropiezos que comenzaron con un evento detonante y una gran mentira "no hay Dios".

Mentira que tuve que batallar durante mucho tiempo, y que me llevó a mi más grande bajonazo espiritual. Mentira que se convirtió en distancia y en una prudente frase "Hay Dios pero ya no creo tanto".  Hay posts que relatan detalles del libreto de mi dolor...al cual me aferro y le agrego cosas, nuevas heridas, temores, tropiezos.

No sé si Dios en Su soberano poder decidió usar mis circunstancias actuales para ponerme más peso encima, al punto que todo lo que veo es nada, niebla, oscuridad, dolor...hasta el punto de querer gritar. Tengo esa horrible sensación de que por más que lo intento no puedo hacer ni expresar por mucho tiempo lo que Dios desea de mí: Adoración, misericordia, coraje, fortaleza, amor devoto.

También he sentido que la debilidad es todo lo que puedo ver en mí y todo lo que otros pueden ver. Como que inconscientemente quiero atraer lástima. Sé todo lo que tengo que hacer, pero ese conocimiento me sobrecoge porque es mucho y he olvidado la verdad sobre Dios. Sobre el Dios que ES por mí.

Anoche, sin embargo, algo de Su voz llegó hacia mí, diciéndome en resumidas cuentas "Derrúmbate". ¿No crees poder con tu vida? ese fue el primer movimiento que te atrajo hacia Mí. ¿No crees tener un corazón que me ame? déjame quebrarlo y darte uno nuevo, uno que sea capaz de recibir amor. ¿No te sientes capaz de hacerle frente sola a esa carga que ahora llevas? Nunca intenté que lo hicieras, te lo he dicho antes y te lo repito, no es en tu fuerza... en resumidas cuentas, ¿No crees en mí?  Déjame recordarte Quién Soy. 

Por tanto, esa invitación que me llega, te la hago a tí, quien quiera que seas, si sientes que no vas para ninguna parte en el estado en que estás...¡Derrumbémonos! dejémonos caer en la poderosa mano de Dios, dejemos una vez por todas de tratar de hacer a fuerza de voluntad, algo que sólo puede ser hecho en unión con Él. Dejemos que Su amor nos capacite en el amar, que todo lo que en Él abunda y sobreabunda, llene nuestra miseria. No hay nada que Él quiera que hagamos o seamos para lo cual no nos dé lo que nos hace falta. No hay un amor que Él no quiera revivir...y si nos derrumbamos ante Él, Él hará todo nuevo otra vez.

Porque lo dice el excelso y sublime,
      el que vive para siempre, cuyo nombre es santo:
   «Yo habito en un lugar santo y sublime,
      pero también con el contrito y humilde de espíritu,
   para reanimar el espíritu de los humildes
      y alentar el corazón de los quebrantados. Isaías 57:15

agosto 01, 2011

Sepultada entre montañas

El dolor de la distancia y de las heridas del resentimiento parece levantarse más y más. Pasan los días y solo hay niebla, aquí creo estar sepultada entre montañas.
No quiero que este sea un post de quejas aunque bien podría hacerlo, mi urgente necesidad es de ver, de saber que esto pasará, que Dios me recompensará, me llenará con Su amor, me llevará cerca suyo como nunca antes. Que tiene un futuro bueno para mí.

Mi Jesús ayúdame a encontrar Tu mirada, a ver las cosas desde tu perspectiva eterna, y aunque de todo no tenga que saber, me recuerdes por favor, que más que nunca, cerca estás. Como la primera vez que ví esto:




"But God's not finished. He's waiting around to be gracious to you.
He's gathering strength to show mercy to you.
God takes the time to do everything right—everything.
Those who wait around for him are the lucky ones." Isaiah 30:18

"Pero el Señor los espera, para tener compasión de ustedes; él está ansioso por mostrarles su amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que esperan en él!" Isaías 30:18

junio 29, 2011

El ministerio de la reconciliación



"Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación." 2 Corintios 5:18

Las cosas que a nosotros nos parecen importantes, para Dios no son más que pasajeras. Lo urgente, el momento que ya pasó. La lógica y el propósito de Dios son cosas que difícilmente podemos comprender nosotros los mortales, sujetos a un cuerpo sufriente y angustiado por lo que ve, vive y siente. 

¿Dónde estoy yo, en medio de tanto sufrimiento? ¿Dónde mis necesidades, mis anhelos y mis sueños? Corro de un lado para otro, cuidando, dando, y corro cansada, vacía. 

¿Será acaso que en la enfermedad de los que amo, Dios hace manifiesto este ministerio de la reconciliación? ¿Será que este ministerio es más importante que cualquier otra cosa ahora?

¿Será que el ministro así mismo es reconciliado con Dios dondequiera que va? Yo creo que sí.

Verdades a las que he intentado huir, se me han manifestado reales y menos dolorosas que en la ficción de mi mente. Recordé a Nouwen cuando decía "Deja que tus heridas lleguen hasta tu corazón, sólo ahí sabrás que no tienen poder para destruirte, tu corazón es más grande que tus heridas". Sí, mi corazón es más grande. Sí, la verdad de Dios es más grande. Y aparece ahí, sublime, necesaria, salvadora.

No tengo todas las respuestas ahora. Si algo sé es que no hay una fórmula única para recetar Verdad, para administrar Salvación. Como siempre, el querido Amor va delante, como una especie de anestésico, que dispone el corazón a la Verdad de Dios, la Verdad que inicia con brazos abiertos.


junio 18, 2011

Honestidad

Honestidad. Quiero vivir una vida de honestidad, en la que sé que no me miento a mi misma y a nadie más. Miro mi mente y me sorprendo muchas veces reaccionando a ilusiones viejas y maquinando nuevas.

Me siento triste porque sé que no siempre logro vivir a la altura del amor que Dios me prodiga a mí. No logro vivir ese mandamiento que dice "Y amarás a Dios con toda tu MENTE, con toda tu ALMA, con todo tu CORAZÓN, con todas tus FUERZAS". Y pienso que si quiero algún día lograr integridad en mi mente (mi lucha especial) ese espacio debe ser llenado de honestidad, no de engaños.

Pienso en ese mandamiento y creo firmemente que Jesús tenía razón que ese y el de amar al prójimo como a tí mismo resumen todo lo que Dios espera de nosotros. No puede haber fidelidad y amor verdaderos en alguien cuyo enfoque está todo el tiempo en sí mismo y en cómo cada persona solo representa algo en cuanto a una necesidad suya y nada más.

Fidelidad es enfoque y entrega, es determinar un límite claro en ese amor. Un límite a todo pensamiento ajeno a aquél que es el motivo de nuestras alegrías y mejores resoluciones. Sí, pienso en Jesús, pero también pienso en él, el hombre que me ha devuelto las ganas de soñar e imaginar cosas diferentes para mí. De veras anhelo entregar un corazón honesto cuando sea el tiempo, y que ningún engaño mío o de otros pueda interponerse a mi decisión.

Pienso en Dios, sólo Él vela día y noche por mí. Sólo Él persigue en todo tiempo mi bien. Y yo sé que es así, aún cuando a veces tropiezo y caigo de nuevo en tontos razonamientos. Anhelo progresar hacia ese amar con pasión que Él desea de mí... ese amor me devolverá las alas y el motivo.

El motivo de que VIVO para Él.

mayo 26, 2011

Un poco sobre el amor y el camino al hogar

El camino del hombre es un camino de regreso al hogar. Este mundo y todo lo que vemos no es nada en comparación al lugar al que estamos invitados a ir. C.S Lewis dijo en una de sus citas más conocidas "Si encuentro en mi deseos que nada en esta tierra puede satisfacer, la única explicación lógica es que fui hecho para otro mundo", y yo creo que es verdad.  He pensado recientemente sobre esto. Mis deseos y mis atracciones oscilan entre los ruidosos y obsesivos a los que estoy acostumbrada y entre aquellos sutiles que brotan como flores anunciando primavera en tiempos de invierno. Tan válida como pueda llegar a ser la posibilidad (y el propósito) de encontrar amor recíproco en esta tierra, tan corta se queda para llegar a ser el centro de nuestra existencia.Todos en esta tierra buscamos amor, en nuestro propio género, en el otro género, incluso en ambos. Buscamos el amor de un padre, el amor de un hijo, el amor de un amigo.

Ando en esa búsqueda también, pero si algo me han enseñado las experiencias que he tenido en la vida es que nada está garantizado en este mundo. Esta verdad me costó mucho entenderla porque no ví ningún beneficio en ella, es decir, me inclinaba a pensar que nada iría bien para mí. En este momento de mi vida sigo aún con atracciones por el mismo sexo, sigo queriendo encontrar alguien a quién amar y que me ame, y añado una variante, creo haberlo encontrado. En realidad parece que lo encontré hace mucho. Creo que es una oportunidad que me dá Dios para que no limite lo que Él es capaz de hacer. Estoy en el proceso de abrirme a esa posibilidad en mi vida, dejarme amar y conquistar por un hombre. Incluso, en un sentido menos optimista (para que no digan que las mujeres volamos mucho), en el proceso de dejar que un hombre tenga una amistad especial conmigo.

Pero reitero, nada está garantizado en este mundo. 

Por eso me siento impulsada de nuevo a volver a hablar sobre el hogar. Mi identidad y mi camino no pueden estar basados en quién me ama o no. En momentos en los cuales me distancié del hombre que mencioné, por alguna razón, pensé que a todo lo que debía estar guiada entonces era a relacionarme con una mujer. Y lo que aprendí fue lo siguente: Es bueno aprender a amar, y dejarse amar, pero el único amor que no cambiará a lo largo de mi vida sólo será uno, el amor de Dios.

Dios el hogar, Dios padre y madre, Dios abrazo y aceptación, Dios que me conoce mejor que yo. Dios descanso. Dios amor.

Creo que el amor de Dios va más allá de mi confusión y de mi proceso de sanidad. Y aunque la vida siempre me ponga en situaciones al estilo de una Ye de camino, cuando doy pasos hacia ese hogar, me recobro a mí misma y me es más fácil reconocer ese descanso en mi vida diaria, y buscarlo siempre.

Bueno tengo que reconocer que no soy buena hablando del camino hacia el hogar, tal vez sólo pueda mencionar la importancia que tiene para mí en cuanto a sentido, plenitud y motivo de vida. Transito ese camino dolorosamente, pero cada día me convenzo más que es el único camino cierto para mí. Donde puedo dar y recibir amor sin temores. Donde puedo encontrar respuestas. Donde aunque no las encuentre todavía, no me sienta perdida, ni olvidada, ni abandonada. El lugar que encaja perfecto con mi corazón y con mi ser.

¿Y bueno, dónde está ese lugar? - En el corazón. Allí fue donde siempre Dios pretendió estar, y está, sólo que nos espera a los extraviados y distraídos, a los ocupados y confusos, a los temerosos y angustiados, a los sedientos de amar. A los que a final de cuentas terminamos viajando al centro del corazón de Dios.

marzo 06, 2011

Habitando en invierno con ansias de primavera

Hablaba con un amigo de la situación actual por la que paso, el dolor de la enfermedad y todo eso, le contaba acerca de la sucesión de cosas que desde hace 2 años me han hecho vivir en un estado cíclico de apatía y dolor.

Él me dijo algo que jamás olvidaré: "Cuando uno vive demasiado tiempo en invierno, es muy complicado creer que alguna vez hubo una primavera, y uno suele acostumbrarse a vivir así"

Nunca se me ocurrió algo como eso. Me agrada hablar con él, porque sus ilustraciones son parecidas a las de Jesús, tan sencillas pero tan profundas, que uno no puede más que identificarse.

Es verdad, vivo en invierno. Ya casi me cuesta creer que puedo esperar algo bueno. Que puedo acercarme y sentir el calor de Dios y Su cercanía. De repente, dejé de luchar contra las situaciones adversas y me acostumbré a ellas, me puse mi chaqueta y mis guantes y me encerré en mi propio espacio.

No es necesario seguir describiendo el invierno. No me basta sino con leer mis viejos posts, para darme cuenta de que ando en una cárcel de "buenos deseos" que se apagan con el temor de enfrentar el frío, y con la costumbre del paisaje glaciar.

No me sorprende ahora que ante la ausencia de calor real, me contente con cobertizos emocionales e intelectuales.

Ansío la primavera, ansío el tiempo en el que El Señor haga realidad promesas de las que apenas me acuerdo, que me de visiones y sueños, que me extienda Sus brazos de amor. Anhelo Su lenguaje conmigo, entenderle en cada sencillo detalle, sonreír y llorar por bobadas, poder levantar mis brazos pesados.

Sé que es posible. Pero como el gigante egoísta del cuento de Oscar Wilde, se me abren dos oportunidades ahora:

1- Responder a la ternura de Jesús. Representado como el niño pequeño, capaz de traspasar un corazón endurecido por el invierno.
2- Romper el muro: Abrir grietas para que la bondad, el amor y la esperanza me toquen adentro. Romper con todo aquello que puede paralizarme.

Es invierno ahora, pero Dios envía Sus rayos, y ante Su presencia, todo puede derretirse. Aún en medio de esta circunstancia.

marzo 02, 2011

Sin asunto

Nada, no tengo fuerzas para escribir. Sólo siento dolor y me parece importante registrarlo, no para teorizarlo, no para sacar grandes conclusiones. Sólo dolor y miedo... una mezcla que por ahora llamaré pánico.

Pánico como una sensación en el pecho, como una premonición de lo que vendrá, de procesos, de deterioros, de enfermedad, de oraciones agonizantes.

El ser más querido para mí ahora se encuentra enfermo. Y pienso que haciendo un recuento, he enfrentado dolores de ciertas magnitudes que me hacen pensar que soy una gallina, que le huyo al dolor. No soporto ver una aguja, ni que me saquen sangre. Y de repente me encuentro en un proceso más duro y complejo. Y a este no le puedo huír.

Sólo me resta decirle a Dios, Gracias! gracias por hacerme vulnerable, por sostenerme en mi debilidad y en mi falta de aire. Gracias Espíritu, sé que gimes con gemidos indecibles, saliendo de mi propia voz y silencio. Gracias Jesús, porque tu entiendes, tu llevas, tu acompañas. Gracias por Tu santa comunión, por la cual sé que no estoy sola, que hay personas y ángeles pendientes de mí, y de todo este proceso.