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febrero 23, 2013
Decisiones
Leo actualmente un muy buen libro sobre la sanidad interior, del cual haré un posterior review aquí. Lo que siempre me deja al terminar es la sensación de "cómo no ví esto antes" y es verdad. Sé que es preciso sentir lo más profundo de mi dolor para poder salir de allí, para vivir un verdadero perdón, ese perdón que ha sido tan esquivo para mí.
Las toneladas de esfuerzo que he usado en perdonar desde la superficie -aún llorando- son similares al silencio de un Dios que no responde a esos esfuerzos. Ese Dios que estaba con un David sincero, quejumbroso, lleno de dolor, que estaba con un Job amargado, sumido en su pena, o con un José que salía corriendo a llorar con sólo ver a sus hermanos, es el mismo Dios que desea estar conmigo en ese PROCESO de perdón. No el proceso del 1,2,3, sino el proceso que es ir a lo hondo de la herida y sacar el pus que la inflama. Ese es el proceso del que tanto leo, de "Gritar desde adentro", ser vulnerable y tantas cosas más.
Recuerdo el tiempo en que lloraba tanto, por el más mínimo rechazo, por la mera mención de mi dolor. Me avergonzaba siempre estar en medio de lágrimas y abrazos compasivos de otros que ni entendían mi situación. Es triste de algún modo saber que esos comienzos ya no están y está es una mujer que ya no llora tan seguido sino que ha aprendido a tragarse las lágrimas para que la hinchazón no se refleje al otro día, la que convive con la rabia y la amargura que se hacen más fáciles de disfrazar, la que ha dejado de sentir.
Y es que... desearía poder llorar y gritar con todas las fuerzas lo mucho que me duelen las heridas del pasado! pero carezco de ese espacio. Sin embargo, ahora que leo lo importante que es, desearía viajar lejos, sólo para meterme en ese infierno de dolores y saber que no pueden matarme. Deseo en verdad que la compañía y el poder sanador de Dios se revelen y me revelen tanto en ese proceso!!! deseo poder dejar eso por fin atrás.
Hay muchas decisiones por tomar, pero esta es una urgente y necesaria. Llorar y afligirme por mis penas, así el comienzo parezca reflejar alguien que ya no soy... así tenga que convivir con la ira que brota en la superficie tratando de ahuyentarme de mis emociones... es preciso hacerlo.
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septiembre 23, 2012
Perdón maduro
"Los santos modernos son personas comunes y corrientes que usaron las heridas como dones; heridas que hubieran dañado psicológicamente a los que no perdonan una ofensa y no la viven como don. Perdonar hasta el grado de quedar agradecidos por la posible madurez que surja de la herida, no es una perogrullada mágica e indolora, que trae salud psíquica y espiritual. Otro santo moderno fue Martin Luther King quien no encontró que los perros de la policía mordieran menos, o que las puertas de la cárcel se abrieran de repente, cuando pudo perdonar a la policía de Birmingham.
Perdonar hasta el grado de agradecer la madurez no es una forma de manipular a Dios y obtener cosas a nuestra manera, sino una forma de traer la curación a Su tiempo y a Su modo. Dios no promete eliminar nuestros problemas, pero sí nos promete la ayuda para enfrentarlos y para madurar a partir de ellos, hasta que podamos decir la oración serena: 'Dios, otórgame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar aquellos cosas que sí puedo, y la sabiduría para conocer la diferencia'".
Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida
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