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diciembre 25, 2012
Me pierdo y quiero...
Ha sido un año extraño. No sé bien como explicar lo que ha sido, pero tal vez sí puedo explicar lo que anhelo ahora. Anhelo un viaje físico, literal, de esos que suelo aconsejar que la gente no haga para huir de su realidad. La verdad es que no deseo huir de mi realidad sino encontrarme en medio de ella, siento que me he perdido.
Me pierdo cuando quiera que miro las vidas de otros: de miembros de mi familia que se les da cierto éxito laboral y presumen de sus planes a futuro, de amigos y compañeros cristianos que avanzan en el ministerio y logran vencer obstáculos interiores y exteriores, que atraen multitudes, gente que opina y es escuchada, gente que viaja, que se enamora, que brilla y es admirada. Me pierdo en pequeñas atenciones y en ligeros desprecios. Encuentro mi vida rutinaria y poco atractiva. Me encuentro durmiendo en un profundo letargo de lo mismo.
Por eso anhelo ese viaje. Deseo escaparme de todo y de todos, de palabras y consejos, de oraciones comunes y somnolientas, de seguir otro año más a la espera de que un ángel sacuda el agua y alguien me pueda meter en ella y sanarme de la parálisis actual. Escaparme de seguir las metas de todos y no tener una propia por la cual luchar con motivo y con pasión.
Recuerdo una frase de Paul Young que dice "La única razón por la cual Dios vive en una caja es porque Él desea estar donde tú estés". Es tal cual. Sé que Dios no es un Dios rutinario que mecánicamente me hace pasar por la piedra de molino y por el fuego abrasador sólo para verme resistir una y otra vez. Sé que Dios es un Dios de planes, Dios aventurero y romántico, Dios de vivos y no de dormidos-moribundos-muertos.
Realmente deseo una experiencia sobrenatural que me recuerde porqué hago lo que hago y porqué aún vivo. Deseo que Dios me dé de nuevo un norte y un sueño de un futuro. Que marque un nuevo hito para recordar y un nuevo aliento, mapa y directriz para los siguientes movimientos. Quiero resistir, teniendo presente el punto fijo que es Jesús, y en Sus manos mi identidad y mi destino. Así de idealista como puede parecer, así de importante es saber que cualquier meta que me proponga para este nuevo año debe estar trazada por una renovación a todo nivel. Las verdaderas metas de Dios no pueden ser frustradas. Esas metas me ayudan a no distraerme, a entender porqué existo y por quién. Allí de nuevo.... me encuentro.
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marzo 20, 2011
Un tiempo para todo
"Hay un tiempo para todo", es el comienzo de una conocida porción del Eclesiastés. Me parece increíble cuando Dios de alguna manera orquesta tiempos especiales para algo. Desde finales de febrero he sentido que muchas cosas van deprisa en mi vida: puertas que se cierran, cosas que desaparecen, circunstancias nuevas a las cuales hacerle frente, y, sobretodo, un apremiante indicio de quietud y sacrificio en lo que a mí concierne.
Es extraño que estos tiempos a los cuales comúnmente se les llaman tormentas o desiertos, sean invitaciones al silencio, a adentrarse en las profundidades de Dios. Al menos puedo decir que mi espíritu de alguna manera ya me preparaba para todo esto, generando cierto hastío de escribir y muchas ganas de estar en silencio y soledad.
Si bien mi tendencia natural ante una situación como esta es la de aprovechar y hacer mil cosas (estudiar, buscar oportunidades, contemplar nuevos rumbos), las limitaciones familiares y económicas me lo impiden.
Tengo tiempo para dos cosas ahora: Para adentrarme en mi silencio para buscar respuestas, y para entregar mi cuidado en la enfermedad. No hay más. Creo que ya hubo un "tiempo de los intentos" y el resultado fue bueno, descubrí un montón de cosas por la vía de la intuición y del dejarme llevar por los anhelos de mi corazón. Sin embargo, creo que es necesario adquirir una visión que profundice sueños y encamine talentos, así como creo que es necesario responder al llamado de Dios porque nunca se sabe qué tiene para decir.
Entregar cuidado (servir) y estar en silencio (oír) son dos buenas disciplinas para apartar los ojos de uno mismo, también. Pienso que es bueno darle un alivio a mi mente obsesa para que descanse y tenga un enfoque, a mis ojos una mirada atenta a la necesidad, y a mi corazón una calma suficiente para escuchar de verdad.
Es extraño que estos tiempos a los cuales comúnmente se les llaman tormentas o desiertos, sean invitaciones al silencio, a adentrarse en las profundidades de Dios. Al menos puedo decir que mi espíritu de alguna manera ya me preparaba para todo esto, generando cierto hastío de escribir y muchas ganas de estar en silencio y soledad.
Si bien mi tendencia natural ante una situación como esta es la de aprovechar y hacer mil cosas (estudiar, buscar oportunidades, contemplar nuevos rumbos), las limitaciones familiares y económicas me lo impiden.
Tengo tiempo para dos cosas ahora: Para adentrarme en mi silencio para buscar respuestas, y para entregar mi cuidado en la enfermedad. No hay más. Creo que ya hubo un "tiempo de los intentos" y el resultado fue bueno, descubrí un montón de cosas por la vía de la intuición y del dejarme llevar por los anhelos de mi corazón. Sin embargo, creo que es necesario adquirir una visión que profundice sueños y encamine talentos, así como creo que es necesario responder al llamado de Dios porque nunca se sabe qué tiene para decir.
Entregar cuidado (servir) y estar en silencio (oír) son dos buenas disciplinas para apartar los ojos de uno mismo, también. Pienso que es bueno darle un alivio a mi mente obsesa para que descanse y tenga un enfoque, a mis ojos una mirada atenta a la necesidad, y a mi corazón una calma suficiente para escuchar de verdad.
febrero 20, 2011
Interrupciones
Siento la invitación del silencio. No vale repetir palabras, sensaciones y experiencias sabiendo que no aportan nada. Seguiré el llamado del silencio.
Hoy sin embargo, la rabia me sacudió el llamado, me ofende cuando detecto esas cosas que Veldugo llama "Maldito Mundo" pues encontré que atendía una charla en mi iglesia acerca de los grupos en donde uno se reúne a compartir de Dios. El que hacía la charla mencionaba a menudo esta frase que me sacó de los chiros (me sacó el malgenio en expresión colombiana) "Si no te llaman (si no se preocupan por tí, si se organiza una reunión) y no estás invitado, no estás entre los doce" !!! Para estar entre los doce tienes que ser un sapo.
Eso de estar entre los doce, o de llegar a cierto nivel por la formación que se dá, no me garantiza que sea más o mejor cristiana que nadie, y lo digo yo poniéndome de referencia.
La cosa es, que esta clase de comentarios me enervan porque de cierta manera me desestabilizan, me hacen sentir una persona rebelde y antisocial, una cabra en vez de oveja. Cuestionan mis motivos y me hacen pensar que lo que elijo dista mucho de ser "La Voluntad de Dios".
Lo cierto es que esto me pasa porque en aras de querer generar una estructura de soporte, y de soltar la estructura externa (en la dependencia estricta a solo ella), tambaleo entre decisiones, entre el domingo y el sábado, entre la oración y el salir a la calle. Todas estas cachetadas de los sistemas en que vivo, me hacen pensar que esa estructura y esa senda de decisiones es algo que debo construir en mi interior. Supongo que siempre habrá comentarios que me incomoden, que vayan en contra total de lo que creo, pero aún así, no puedo dejar de vivir en comunidad ni de apreciar la dirección y el soporte que da una iglesia. Y eso es válido para los otros sistemas: gobierno, salud, educación, etc.
La justicia, el amor y la misericordia que persigo, no son cosas que pueda pegarme a la ropa, es decir, cosas que puedo conseguir por mi cuenta. Mi camino por más diferente que el de la mayoría, jamás probará ser nada si no tengo a Dios, si no camino con Él, si no le abro espacio en mí. Amontonaré conocimientos y una que otra intuición espiritual, pero sabré que he usado a Dios como concepto y que no logré tomarle como Vida.
En fin... era necesario el desahogo. No sé si vuelva a escribir en los días sucesivos, se me había quitado la gana y la rabia me interpeló a escribir. Anhelo el silencio y la profundidad del descanso de no decirle nada a nadie, ni a mí. Let's see.
Hoy sin embargo, la rabia me sacudió el llamado, me ofende cuando detecto esas cosas que Veldugo llama "Maldito Mundo" pues encontré que atendía una charla en mi iglesia acerca de los grupos en donde uno se reúne a compartir de Dios. El que hacía la charla mencionaba a menudo esta frase que me sacó de los chiros (me sacó el malgenio en expresión colombiana) "Si no te llaman (si no se preocupan por tí, si se organiza una reunión) y no estás invitado, no estás entre los doce" !!! Para estar entre los doce tienes que ser un sapo.
Eso de estar entre los doce, o de llegar a cierto nivel por la formación que se dá, no me garantiza que sea más o mejor cristiana que nadie, y lo digo yo poniéndome de referencia.
La cosa es, que esta clase de comentarios me enervan porque de cierta manera me desestabilizan, me hacen sentir una persona rebelde y antisocial, una cabra en vez de oveja. Cuestionan mis motivos y me hacen pensar que lo que elijo dista mucho de ser "La Voluntad de Dios".
Lo cierto es que esto me pasa porque en aras de querer generar una estructura de soporte, y de soltar la estructura externa (en la dependencia estricta a solo ella), tambaleo entre decisiones, entre el domingo y el sábado, entre la oración y el salir a la calle. Todas estas cachetadas de los sistemas en que vivo, me hacen pensar que esa estructura y esa senda de decisiones es algo que debo construir en mi interior. Supongo que siempre habrá comentarios que me incomoden, que vayan en contra total de lo que creo, pero aún así, no puedo dejar de vivir en comunidad ni de apreciar la dirección y el soporte que da una iglesia. Y eso es válido para los otros sistemas: gobierno, salud, educación, etc.
La justicia, el amor y la misericordia que persigo, no son cosas que pueda pegarme a la ropa, es decir, cosas que puedo conseguir por mi cuenta. Mi camino por más diferente que el de la mayoría, jamás probará ser nada si no tengo a Dios, si no camino con Él, si no le abro espacio en mí. Amontonaré conocimientos y una que otra intuición espiritual, pero sabré que he usado a Dios como concepto y que no logré tomarle como Vida.
En fin... era necesario el desahogo. No sé si vuelva a escribir en los días sucesivos, se me había quitado la gana y la rabia me interpeló a escribir. Anhelo el silencio y la profundidad del descanso de no decirle nada a nadie, ni a mí. Let's see.
febrero 01, 2011
Obedecer a la vida y al Espíritu de Vida
La importancia de la poesía, y la indiferencia libre del poeta. Gracias Thomas Merton.
"Obedezcamos a la vida, y al Espíritu de Vida que nos llama a ser poetas, y cosecharemos los frutos de que está hambriento el mundo.
Con esos frutos calmaremos los resentimientos y la rabia de los hombres.
Estemos orgullosos de no ser hechiceros, solo gente común.
Estemos orgullosos de no ser expertos en ninguna cosa.
Estemos orgullosos de las palabras que nos son dadas para nada, no para enseñar a nadie, ni para refutar a nadie, ni para probar ningún absurdo, sino para apuntar más allá de los objetos hacia el silencio donde nada puede ser dicho"
Thomas Merton- 1964
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