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diciembre 27, 2011

Incertidumbres

Qué bueno es conversar sin querer trasgredir al otro, sin querer siempre saberlo todo o tener la razón. En el plano de la realidad que golpea y del dolor inquietante, aparece la incertidumbre. Hoy tuve la oportunidad de compartir con una amiga sobre temas relacionados con la homosexualidad y cómo a veces encontramos cosas que no podemos explicar, o darle un 1,2,3 y fácil solución. La verdad es que no la hay.

No sabemos si seguiremos luchando igual, si las luchas se intensificarán, si llegaremos a aceptarnos lo suficiente, si llegará la sanidad que tanto anhelamos... si encontraremos la verdad acerca de quienes somos. No sabemos mucho, realmente. Pero pienso que en el plano de la incertidumbre y de la duda es que llegamos verdaderamente a conocernos y a madurar nuestras respuestas, a tener una fe propia.  Por supuesto, no todo estará resuelto...pero cuando compartimos esos callejones sin salida y esas preguntas sin respuesta, de alguna manera encontramos algo de seguridad, de que hay alguien que entiende. Y eso hace la carga más llevadera.

También pasa que cuando compartes con alguien que pasa lo mismo, te quitas las máscaras y reconoces que no todo es tan fácil, y que hay puntos del camino en los que no ves absolutamente nada, por tanto, de una extraña manera descansas...reposas en la búsqueda y en la apariencia y eres como eres.

A mí la incertidumbre me sigue guiando hacia Dios, al misterio que lo encierra, a la verdad que se halla tras sus puertas. No tengo todo claro, pero siento que no me importa todavía, mientras pueda acercarme a Él y conocerle como Él me conoce a mí. Por encima de mis dudas El sigue siendo una certeza constante.

diciembre 07, 2011

Algunas reflexiones generales...

Doy gracias a Dios por la gente que me hace dudar, cuestionarme. En este medio de los blogs, hay de todo tipo de gente, de la que no cree, de la que cree, de la que profundiza, de la que lleva a la acción, etc. Ha sido este medio, por el cual he conocido autores que creen en Dios para los cuales no todo es autosuperación, liderazgo, las 5 formas, las 3 maneras, nada. Ha sido este el medio donde he encontrado gente que se atreve a hablar de su fe sin reservas: sin enmascararla en solidez, en perfección y en certezas.

Y lo repito, gracias por hacerme dudar. Lo que he pensado por estos días es en cómo de alguna manera mi cristianismo se ha reducido a las formas en que yo puedo ser exaltada, reconocida, o ser, una mejor versión de mí: más prudente, más "bíblica", menos irreverente, menos contestataria.

Alguna vez leí que alguien le preguntaba a otra persona que había posteado una frase, Ud qué cree que es el Reino de Dios?, porque esa persona decía que el propósito suyo era establecer el Reino de Dios. Bueno, noté que esa persona evadió y no pudo responder a la pregunta.

Tengo que reconocer que tampoco yo. Tal vez diría que las almas, la gente, que es lo que a Dios más le preocupa, pero siento que mi respuesta se queda corta. Mateo 6:33 es un versículo que más de uno se sabe y que suele recordar cuando las cosas no le salen bien. ¿Cómo es que primeramente hay que buscar el Reino de Dios y Su justicia? ¿Qué de veras es el Reino?

Por ahora puedo decir que mucho de lo cual me preocupaba por perseguir no era el Reino: mi proyecto de realización personal, mi perfecta sanidad, una buena opinión de mis colegas (de estudio, de trabajo, de iglesia), la ejecución moderna y novedosa de mis dones, de mi único y perfecto lugar en el mundo.

Dios ha tenido que darme un año totalmente paradójico para demostrarme, primero, que no me odia por darme adversidad, y segundo, que estar lejos de la "productividad" de este mundo, puede llegar incluso a ser más productivo. No puedo evitar estar en mi grupo de jóvenes y ver que compran apartamentos, se ennovian, montan proyectos, viajan por varios países, mantienen y ascienden en sus trabajos... y no sentirme mediocre, inferior, poca cosa.


No puedo evitar sentir que los propósitos obvios que tendría que tener Dios con este año: que mi familia lo conozca, que yo muera a mi ego, que deje mi obstinación... esos propósitos tal vez sean nada en comparación con que le conozca como realmente es, y que empiece a cuestionarme en serio si quiero de verdad seguirle... y pagar el precio.  Es un asunto de estar convencido de con quién voy de la mano antes de decir que hago mil y una cosas por Él.

De alguna manera, por extraño que parezca, el Dios que aún no comprendo, y sus propósitos generales (los que apenas si alcanzo a comprender) es para mí un Dios más atractivo que el Dios que debe ponerme en un lugar en el mundo, el Dios que presiona por que me vaya siempre bien.  Ese Dios que maquina fuera de la burbuja se me hace mucho más interesante.

En esas ando ahora... en esas.