Mostrando entradas con la etiqueta autoestima. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta autoestima. Mostrar todas las entradas

junio 23, 2012

When nothing changes

He postergado mucho el escribir aquí. El porqué radica en que no tiene mucho sentido escribir sobre lo mismo, con el mismo lenguaje y sin nada nuevo que añadir. Las batallas son las mismas, no me derrumbo de la misma manera ante los mismos obstáculos pero la frialdad de la experiencia no siempre indica que se esté haciendo lo correcto. Viene ante mí la frustración siempre que me comparo con otros, pero sobretodo, cuando digo "yo podría estar allí, y no lo hice".  Ese es el dolor que me trae hoy aquí y no es un dolor nuevo, pero siento que debo escribir al respecto, para ver si de repente algo cambia, no lo sé.

De las cosas que he aprendido en este tiempo es acerca de mi valor propio. He tenido que darme cuenta que soy una "hacedora" y que continuamente busco oportunidades para estar haciendo y haciendo cosas que me otorguen valor o reconocimiento. He descubierto que hacer cosas me distrae de hacerle frente a mis miedos y dolores, de verme en el Yo Soy y dejar que eso me baste. Lo que se ha vuelto mi vía rápida de escape es: Debo hacer la obra de Dios.

Lo raro es que me doy cuenta que aún cuando hago esa obra de Dios, a mi manera, estoy distante de ese Dios que anhela a una hija antes que requerir una sierva, y que desea hablarme de mil formas mientras yo me conformo con mi rezo de loro parlante estilo "tu allá y yo acá, por favor ayúdame". No debería sorprenderme que nada cambie, que siga teniendo sed.

Escribo aún desde el mismo impávido exterior de mis circunstancias, consciente de que para moverlas, es preciso un cambio interior, un retorno, un deseo por el agua de vida, un abrazo en el hogar, mi hogar en Dios.

Y termino diciendo que algo de la tristeza y del mal sueño que rondaba hasta el final del día se fue... trayendo un poco de viento fresco de esperanza y de buscar esos ojos que como brújulas indican el único camino. Bendito Señor.

abril 10, 2012

Conciencia de lucha

Han pasado varios días sin escribir. Y creo que es una tendencia también a mi alrededor, no sé por qué.  Sin embargo he extrañado volver aquí a escribir y compartir los pensamientos que llevo dentro.

Paso por una época muy particular de mi vida. Experimento necesidad, frustración y confusión, y luchas en diversas áreas fuera de la emocional y sexual. Lo nuevo es, que de alguna manera me hago más consciente de mis luchas y del Dios que tengo.  Me hago consciente de los dardos que continuamente atacan mi identidad como mujer y como hija de Dios.

He descubierto que al compartir mis luchas por lo general siento que la gente se predispone a mis acciones y a mis palabras. No porque así sea, sino porque tengo esa clase de paranoia egocéntrica que me hace pensar que otros me etiquetan por lo que fui, en vez de por lo que soy. Es entonces cuando debo más que nunca volverme a la raíz de mi identidad en Cristo y en Su opinión acerca de mí.

He descubierto también, que aunque el conocimiento ayuda en el proceso de sanidad, el conocimento relativo a las heridas, al porqué de los traumas, etc., es un conocimiento que pocas veces brinda alguna respuesta esperanzadora, más bien parece otro nódulo del cual se siguen desprendiendo ramas de causalidades que parecen no tener fin.

En cambio, en mi relación con Dios, descubro que lo que más desea afianzar no es la búsqueda de lo que me desorienta, sino las verdades que me unen a Él. Quién Él es. Su lenguaje para conmigo. Sus propósitos de usarme y proyectar mi vida con sueños y visión.

Soy consciente también de una vergüenza enraizada tan profundo en mí que no me deja acercarme con libertad y confianza al Trono de la Gracia, ni a la vulnerabilidad con otros, sino que hace que me aleje de toda fuente real de sanación. Esta vergüenza recientemente descubierta me hace pensar cuan poco soy consciente de la obra de Jesús en la Cruz. Cuanto necesito serlo.

En medio de tantos descubrimientos, el que me brinda esperanza es que Dios sigue estando a mi lado en este punto del camino. Que sigue insistiendo en mi valor. Que me libra de los demonios del orgullo y la autocompasión cada vez que vuelvo a Él reconociendome completa y suficiente por mi unión con Él.

Pienso que algún día me gustaría escribir algo así como un "Manifiesto de lucha", que me recuerde que no soy la única que pasa por esto, y que a diario, Dios se encarga de fortalecerme y de iluminar mi entendimiento y mi corazón a fin de no desfallecer en el trayecto.  Son varios los puntos que he unido mirando hacia atrás y veo la fidelidad y el aguante de Dios en medio de mis momentos más dolorosos, vergonzosos y tristes. Veo que no soy un caso perdido y que sigue probando mi valor en medio de las mismas tentaciones y el mismo sufrimiento interior.

Para despedirme comparto un versículo que el Señor me regaló hablándome de la restitución por la verguenza de los momentos oscuros y tristes de mi vida:

"Salvaré al débil y al indefenso;
   reuniré a los que fueron expulsados.
Daré gloria y renombre a los que fueron desterrados
   dondequiera que hayan sido ridiculizados y avergonzados.
En ese día los reuniré
   y los traeré de regreso a casa.
Les daré un buen nombre, un nombre distinguido
   entre todas las naciones de la tierra,
cuando, ante sus propios ojos, restauraré tu bienestar.
   ¡Yo, el SEñOR, he hablado!»"

Sofonías 3:19-20

enero 28, 2012

Magma

Ese es un estado común en mi corazón, como si fuera magma. En ocasiones, esa magma fluída, roja, que se abre, expresa lo que siente, y no teme a la sinceridad. En otras, esa magma que se cierra, se petrifica y se guarda para sí.


Sé y entiendo que hay momentos de la vida cuando uno no quiere espectadores, ni siquiera manos amigas dispuestas a venir con las mejores intenciones a salvar. He tenido mis momentos así, he tenido amigos en momentos así. Quizás me debato entre la esperanza de que puedan ayudarme, al conflicto interno de atracción, confusión, admiración, rechazo, dudas.

Esta magma es extraña, en ocasiones quien se acerca no representa amenaza, entonces todos los temores son expuestos, cada herida crónica revelada, sin miedo a parecer paranoica o un poco loca. Las lágrimas fluyen como si no hubiese posibilidad de parar. La desnudez del alma no es problema.

En ocasiones, al contrario, esa persona llega a ser un prototipo de lo que siempre esperaste: las palabras adecuadas, el interés desmedido, la afinidad de pensamiento, etc., cosa que se transforma en admiración, atracción...y amenaza...¿Esto otra vez? entonces la magma automáticamente ennegrece, y se cierra a posibilidades de cambio y sanidad, se cierra a ser vulnerable, vuelve el orgullo protector y trata de acomodar todo en su lugar: las cosas están bien, yo puedo con esto, la estructura no me sanará, Dios lo hará, etc, etc.

¿Que por qué publico esto? no sé. Trato de ser sincera conmigo misma. Registrar los estadios de mi corazón a fin de entenderlos mejor y arrojar alguna luz sobre la oscura madeja de mis pensamientos. Dios me ha convencido de que separada de Él ya no puedo yo hacer nada, pero que siempre necesitaré que alguien me ayude en la jornada. Que los instrumentos que desprecio en medio de recaídas de decepción, aún pueden ser útiles si les quito el poder exclusivo y eficaz y le doy a Dios la oportunidad de moverse como quiere.

Sé que Él fluye entre los estados de la materia, entre el rojo y el negro, que en medio de tanta bondad suya podré descansar y construir puentes de sanación, de relacionamiento restaurado. Lo anhelo de verdad.

noviembre 20, 2011

Daddy's Song - Original of the species, U2



Las veces que me he encontrado con esta canción han sido de lo más extrañas y dolorosas, al decir verdad. Le llamo la "Canción de Papá" porque me habla de tantas cosas: Mi autoestima, mi necesidad de amar y ser amada, mi confianza, mi valor como persona... que no puedo más que quererlas oír de la boca de Dios una y otra vez.

Aparte el video es bellísimo.

"Quiero algo más de tí... quiero todo lo que tienes, y no quiero nada que tu no seas"