agosto 26, 2009

Manejar la vida

De nuevo siento ganas de escribir, es para mí muy necesario tener presentes mis pensamientos para encontrar el error o los aciertos, pero sencillamente quiero escribir para desahogarme.

El fracaso. Que sentimiento tan extraño, tan devastador. A veces parece ser lo único que domina las palabras clave de este año, en tantas áreas de mi vida! siento tristeza de pensar que Dios me da oportunidades para buscarle y aprender, y a veces sólo quiero manejar las cosas como quiero, y por eso viene este sentimiento ruín a abatirme.

Hoy ha sido un día de respirar fracaso, fracaso en el carácter, en la vida profesional, en la lucha contra la pasividad, contra la inestabilidad emocional.. en fin.. la lista es bien larga, y siento como si ya Dios no quisiera hacerme barra y apoyarme para cambiar, porque en el fondo no tengo muchas ganas de cambiar, he hecho varios intentos y parece que siempre intento y no pasa nada.

Sin embargo sé Dios cuanto te gusta verme fracasada, para así ser tu victorioso en mí, porque yo humanamente no soy capaz.

agosto 06, 2009

Pensamientos en transición

Hay cosas que no puedes explicar, a veces te sientes tan cansado, tratando de que tus pensamientos encajen en el concepto de otras personas, incluso de lo que crees que Dios piensa que tú deberías pensar. Yo me siento así en estos momentos, de repente, se me hace tan inalcanzable lo que la palabra de Dios exige, que no puedo más que recurrir a lo que otros piensan o a su perspectiva, mientras yo estoy en esta mudanza, en este cambio interior.

Las crisis suponen cambio, es verdad, pero más allá de eso, deberían suponer una nueva perspectiva, una nueva mirada de las cosas, donde de repente sales de las metas, los planes, los esquemas, y te concentras más en Dios, y lo que ha estado esperando por decirte desde hace tanto tiempo... tanto tiempo que ya no caes en cuenta cuando y cuales fueron Sus palabras.

Me confundo a veces en lo que respecta a lo que Dios espera de mí, y sí, es cierto, espera que haga Su voluntad, pero como la conoceré si está tan viciada por lo que otros piensan, por mis propios deseos, por el simple hecho de sentirme dejada atrás.

Sin embargo pienso qué maravillosos son estos momentos, cuando de repente te cansas de seguir aparentando (porque ya no tienes nada que aparentar), cuando no tienes nada que demostrarle a nadie, ni un escalón que subir en la estructura, sino que simplemente puedes ser tú, y puede Dios ser contigo.