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noviembre 11, 2015

Del dolor y la muerte

Me he acostumbrado a esta temporada dura de mi vida tanto que había olvidado lo que era desahogarme escribiendo. Casi que puedo decir que mi dolor se volvió silencio y no siempre el silencio es algo bueno, ni el callar el dolor por miedo a aparentar ser débil es la reacción correcta.

Aunque la tinta lo aguanta todo, siento que el desahogo de enviar esto al escenario "público" ayuda un poco, aún más que lo que me ayudaría hablarlo por las redes sociales, o comentarselo a quién no le importa.

O sea, es como un confesionario. Sí, ya me doy cuenta que sigue el mismo estilo de antes, la larga retahíla para poder comenzar, qué más da. Lo sé.

El dolor de la muerte es algo que sólo quien lo vive es quién lo goza. Digo que lo goza porque no sabremos como vamos a reaccionar hasta que pasemos por ahí, y qué tan humanos seamos cuando las decepciones que suelen surgir en momentos como estos aparezcan. Lo cierto es que aparecen y la sensibilidad a flor de piel no se hace esperar. Anhelamos que otros traten de consolarnos en nuestro dolor, o que muestren una señal de solidaridad con nosotros, pero siempre habrá quién ante la muerte no sepa qué decir, o prefiera pasar de largo.

Me he encontrado con todo ese tipo de personas en estos meses, luego de una gran pérdida. Me encuentro yo misma huyéndole al dolor, con cientos de ocupaciones y planes futuros. Es como si luego del intenso sufrimiento, la agonía de meses y años rogara por un escape y por un derecho a vivir cosas diferentes.

Pero lo cierto es que esto que dice la Biblia de que "Todo tiene su tiempo" es algo real, y debemos aprender a vivirlo, con humanidad, vulnerabilidad y algo de paciencia con nosotros mismos, y con otros. Que no es fácil, ese es otro tema.

Este tiempo de dolor o de luto, como se le suele llamar, es algo que debe vivirse y quizás al pretender ser fuertes y no llorar o no herirse fácilmente, atascamos una fuente que debe buscar salida para permitir entrar el verdadero consuelo y sosiego de los sentimientos. Para poder dejar frente al altar lo que nos fue dado y nos es quitado. Así nada más, pero en un proceso lento, al que en esta sociedad occidental llena de deberes y  afanes nos tiene poco acostumbrados.

Hoy es un día demasiado especial y siento haberlo arruinado por no poder callar mi dolor. Sé que debí haberlo hecho, pero es algo que me ha costado descargar en la presencia del Señor. A ratos me hace falta esa presencia física, poder verle soportar mis historias, mis recuerdos y toda mi rareza frente a este dolor. Quizás ahora sea el tiempo en que pueda sí o sí depender de Su paternidad y amor, disponibles 24/7 para mí.

Incluso aquí no puedo ser 100% vulnerable, siempre habrá cosas que sea mejor no contar. Pero ayuda mucho ser sinceros y esperar esa lluvia que viene luego de que hemos derramado todo lo que nos tenía atragantados.

La cosa es que el dolor es algo que debe vivirse, que no siempre se puede ser tan responsable y tan cristianamente correcto. Aunque algunas veces duela y las palabras no puedan devolverse.

Sólo espero que luego de que salgan todas estas emociones a flote, sea Dios quien ponga la curita en el corazón. Y que aún así, con tanto dolor, enojo y emociones encontradas, pueda ser esa débil persona que aún Él toma en cuenta para sus propósitos.

Me voy, dejando un bello escrito que habla mejor que todo mi desahogo, sobre la verdadera dirección que debe tomar el dolor.

Y una mujer habló, diciendo «Háblanos del dolor». 
Y Almustafa dijo: 
Tu dolor es la ruptura del caparazón 
que encierra tu entendimiento. 
Así como el hueso del fruto debe romperse 
para que su núcleo pueda exponerse al sol, 
así tú debes conocer el dolor. 
Y si pudieras mantener tu corazón maravillado 
ante los milagros diarios de tu vida, 
tu dolor no te parecería menos maravilloso que tu alegría. 
Y aceptarías las estaciones de tu corazón, 
así como siempre has aceptado las estaciones 
que pasan sobre tus campos. 
Y observarías con serenidad 
a través de los inviernos de tu sufrimiento. 
Gran parte de tu dolor es tu propia elección. 
Es una poción amarga 
con la que el médico que hay en ti cura tu ser enfermo. 
Por lo tanto, confía en el médico, 
y bebe su remedio con silencio y tranquilidad: 
porque su mano, aunque pesada y dura, 
está guiada por la mano tierna de lo invisible, 
y el cáliz que trae, 
aunque quema tus labios, 
ha sido hecho del barro 
que el Alfarero ha humedecido 
con Sus propias lágrimas sagradas.


noviembre 11, 2013

Honestidad emocional

Este, apesar de ser un sitio que ya poco frecuento, sigue siendo uno de los pocos espacios en que tengo algo de libertad para expresarme, sin pensar en lo que piense la gente. En este caso me faltaba ser realmente sincera y decir que sigo queriendo ser como David a la hora de soltar la frustración y la rabia en la oración. Desde niña siempre aprendí a ser muy "polite" cortés, y a no explotar completamente. Creo que algo de esa represión inconsciente aún queda y tal vez sea la causa de ciertas cosas que aún me inquietan de mí. Hostilidades, aislamientos... dejar que la gente viva su vida en vez de decir con sinceridad lo que pienso.

En el libro que estoy leyendo se habla del término de honestidad emocional como algo vital para tener salud en el alma, y como siendo honesta con lo que siento y aprender a expresarlo me ayuda a descargar mis presiones y porqué no, traumas psicológicos. Perdones demasiado evitados y situaciones acostumbradas a ser ignoradas para que no salga "la bestia" que hay en mí.

Sigo queriendo tener un espacio para gritar y soltar todas las cosas que me molestan sin pensar en los ojos hinchados al día siguiente para ir a trabajar, y sin pensar que tan considerada estoy siendo con los que se sienten a mi estrado. Ahora que lo pienso, el juzgar me viene de eso que no puedo cancelar en mi libreta de deudas hacia mí y los demás.

Todo esto parece pura verborrea, pero tal vez sea útil a quién lea el saber que es mejor soltar las presiones delante de Dios, que terminar quebrando relaciones y vomitando ira, depresión, frustración, por dondequiera que vaya. Tal vez por eso David aún fue capaz de llorar por su hijo Absalón a pesar de todo lo que le había hecho. Ser tan real con Dios es otro nivel... quizás un verdadero paso a una verdadera sumisión a Él.


junio 18, 2013

Las vueltas de Jericó

Creo que los que conocemos la historia bíblica sabemos acerca de la conquista de Jericó mencionada en el libro de Josué. Aquí se cuenta como el pueblo de Israel derrumba los fuertes muros de una ciudad impenetrable mediante una estrategia que Dios le dió a Josué la cual fue dar vueltas alrededor de la ciudad durante 7 días.

Ahora que lo pienso esto me habla de una estrategia que locamente me dirige a lo contrario, a salir del modo cíclico de muchas cosas que se van y se repiten, que permanecen más de lo deseado en mi vida. Heridas, maneras de pensar, rencores, decepciones, etc.

Es extraño que Dios derrumbara un muro de una fuerte ciudad amurallada de ésta manera, pero eso me dirige a la persistencia y a la confianza en lo que me dice. Lo que puedo sentir que Dios me dice es "no le des vueltas y vueltas a los mismos pensamientos, sino permíteme rodearlos con mi verdad, hasta que caigan por su peso".

Es hora de salir del modo cíclico, y estos muros que parecen ancestrales en mi vida, no son más que una débil cortina en el panorama y en la ruta que Dios ha trazado para mí, pero me corresponde a mí derribarlos y seguir adelante. Él ya me ha dado Su instrucción.

Siento como mis heridas claman por la atención que indica que no han sido realmente curadas, y sé que Dios tiene la sanidad allí para ellas, es Su Palabra, Su verdad. Es el amor de Dios que me dice "Quiero que seas como yo y si me permites, puedo ayudarte a serlo".

Hay una libertad desconocida que me espera, y casi que puedo imaginarla, eso me hace desear salir de mi confort, pelear. Ser fuerte y valiente con un Dios que no abandona nunca. NUNCA.

febrero 23, 2013

Decisiones


Leo actualmente un muy buen libro sobre la sanidad interior, del cual haré un posterior review aquí. Lo que siempre me deja al terminar es la sensación de "cómo no ví esto antes" y es verdad. Sé que es preciso sentir lo más profundo de mi dolor para poder salir de allí, para vivir un verdadero perdón, ese perdón que ha sido tan esquivo para mí.

Las toneladas de esfuerzo que he usado en perdonar desde la superficie -aún llorando- son similares al silencio de un Dios que no responde a esos esfuerzos. Ese Dios que estaba con un David sincero, quejumbroso, lleno de dolor, que estaba con un Job amargado, sumido en su pena,  o con un José que salía corriendo a llorar con sólo ver a sus hermanos, es el mismo Dios que desea estar conmigo en ese PROCESO de perdón. No el proceso del 1,2,3, sino el proceso que es ir a lo hondo de la herida y sacar el pus que la inflama. Ese es el proceso del que tanto leo, de "Gritar desde adentro", ser vulnerable y tantas cosas más.

Recuerdo el tiempo en que lloraba tanto, por el más mínimo rechazo, por la mera mención de mi dolor. Me avergonzaba siempre estar en medio de lágrimas y abrazos compasivos de otros que ni entendían mi situación. Es triste de algún modo saber que esos comienzos ya no están y está es una mujer que ya no llora tan seguido sino que ha aprendido a tragarse las lágrimas para que la hinchazón no se refleje al otro día, la que convive con la rabia y la amargura que se hacen más fáciles de disfrazar, la que ha dejado de sentir.

Y es que... desearía poder llorar y gritar con todas las fuerzas lo mucho que me duelen las heridas del pasado! pero carezco de ese espacio. Sin embargo, ahora que leo lo importante que es, desearía viajar lejos, sólo para meterme en ese infierno de dolores y saber que no pueden matarme. Deseo en verdad que la compañía y el poder sanador de Dios se revelen y me revelen tanto en ese proceso!!! deseo poder dejar eso por fin atrás.

Hay muchas decisiones por tomar, pero esta es una urgente y necesaria. Llorar y afligirme por mis penas, así el comienzo parezca reflejar alguien que ya no soy... así tenga que convivir con la ira que brota en la superficie tratando de ahuyentarme de mis emociones... es preciso hacerlo. 

septiembre 23, 2012

Perdón maduro



"Los santos modernos son personas comunes y corrientes que usaron las heridas como dones; heridas que hubieran dañado psicológicamente a los que no perdonan una ofensa y no la viven como don. Perdonar hasta el grado de quedar agradecidos por la posible madurez que surja de la herida, no es una perogrullada mágica e indolora, que trae salud psíquica y espiritual. Otro santo moderno fue Martin Luther King quien no encontró que los perros de la policía mordieran menos, o que las puertas de la cárcel se abrieran de repente, cuando pudo perdonar a la policía de Birmingham.


Perdonar hasta el grado de agradecer la madurez no es una forma de manipular a Dios y obtener cosas a nuestra manera, sino una forma de traer la curación a Su tiempo y a Su modo. Dios no promete eliminar nuestros problemas, pero sí nos promete la ayuda para enfrentarlos y para madurar a partir de ellos, hasta que podamos decir la oración serena: 'Dios, otórgame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar aquellos cosas que sí puedo, y la sabiduría para conocer la diferencia'".

Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida

abril 10, 2012

Conciencia de lucha

Han pasado varios días sin escribir. Y creo que es una tendencia también a mi alrededor, no sé por qué.  Sin embargo he extrañado volver aquí a escribir y compartir los pensamientos que llevo dentro.

Paso por una época muy particular de mi vida. Experimento necesidad, frustración y confusión, y luchas en diversas áreas fuera de la emocional y sexual. Lo nuevo es, que de alguna manera me hago más consciente de mis luchas y del Dios que tengo.  Me hago consciente de los dardos que continuamente atacan mi identidad como mujer y como hija de Dios.

He descubierto que al compartir mis luchas por lo general siento que la gente se predispone a mis acciones y a mis palabras. No porque así sea, sino porque tengo esa clase de paranoia egocéntrica que me hace pensar que otros me etiquetan por lo que fui, en vez de por lo que soy. Es entonces cuando debo más que nunca volverme a la raíz de mi identidad en Cristo y en Su opinión acerca de mí.

He descubierto también, que aunque el conocimiento ayuda en el proceso de sanidad, el conocimento relativo a las heridas, al porqué de los traumas, etc., es un conocimiento que pocas veces brinda alguna respuesta esperanzadora, más bien parece otro nódulo del cual se siguen desprendiendo ramas de causalidades que parecen no tener fin.

En cambio, en mi relación con Dios, descubro que lo que más desea afianzar no es la búsqueda de lo que me desorienta, sino las verdades que me unen a Él. Quién Él es. Su lenguaje para conmigo. Sus propósitos de usarme y proyectar mi vida con sueños y visión.

Soy consciente también de una vergüenza enraizada tan profundo en mí que no me deja acercarme con libertad y confianza al Trono de la Gracia, ni a la vulnerabilidad con otros, sino que hace que me aleje de toda fuente real de sanación. Esta vergüenza recientemente descubierta me hace pensar cuan poco soy consciente de la obra de Jesús en la Cruz. Cuanto necesito serlo.

En medio de tantos descubrimientos, el que me brinda esperanza es que Dios sigue estando a mi lado en este punto del camino. Que sigue insistiendo en mi valor. Que me libra de los demonios del orgullo y la autocompasión cada vez que vuelvo a Él reconociendome completa y suficiente por mi unión con Él.

Pienso que algún día me gustaría escribir algo así como un "Manifiesto de lucha", que me recuerde que no soy la única que pasa por esto, y que a diario, Dios se encarga de fortalecerme y de iluminar mi entendimiento y mi corazón a fin de no desfallecer en el trayecto.  Son varios los puntos que he unido mirando hacia atrás y veo la fidelidad y el aguante de Dios en medio de mis momentos más dolorosos, vergonzosos y tristes. Veo que no soy un caso perdido y que sigue probando mi valor en medio de las mismas tentaciones y el mismo sufrimiento interior.

Para despedirme comparto un versículo que el Señor me regaló hablándome de la restitución por la verguenza de los momentos oscuros y tristes de mi vida:

"Salvaré al débil y al indefenso;
   reuniré a los que fueron expulsados.
Daré gloria y renombre a los que fueron desterrados
   dondequiera que hayan sido ridiculizados y avergonzados.
En ese día los reuniré
   y los traeré de regreso a casa.
Les daré un buen nombre, un nombre distinguido
   entre todas las naciones de la tierra,
cuando, ante sus propios ojos, restauraré tu bienestar.
   ¡Yo, el SEñOR, he hablado!»"

Sofonías 3:19-20

diciembre 27, 2011

Incertidumbres

Qué bueno es conversar sin querer trasgredir al otro, sin querer siempre saberlo todo o tener la razón. En el plano de la realidad que golpea y del dolor inquietante, aparece la incertidumbre. Hoy tuve la oportunidad de compartir con una amiga sobre temas relacionados con la homosexualidad y cómo a veces encontramos cosas que no podemos explicar, o darle un 1,2,3 y fácil solución. La verdad es que no la hay.

No sabemos si seguiremos luchando igual, si las luchas se intensificarán, si llegaremos a aceptarnos lo suficiente, si llegará la sanidad que tanto anhelamos... si encontraremos la verdad acerca de quienes somos. No sabemos mucho, realmente. Pero pienso que en el plano de la incertidumbre y de la duda es que llegamos verdaderamente a conocernos y a madurar nuestras respuestas, a tener una fe propia.  Por supuesto, no todo estará resuelto...pero cuando compartimos esos callejones sin salida y esas preguntas sin respuesta, de alguna manera encontramos algo de seguridad, de que hay alguien que entiende. Y eso hace la carga más llevadera.

También pasa que cuando compartes con alguien que pasa lo mismo, te quitas las máscaras y reconoces que no todo es tan fácil, y que hay puntos del camino en los que no ves absolutamente nada, por tanto, de una extraña manera descansas...reposas en la búsqueda y en la apariencia y eres como eres.

A mí la incertidumbre me sigue guiando hacia Dios, al misterio que lo encierra, a la verdad que se halla tras sus puertas. No tengo todo claro, pero siento que no me importa todavía, mientras pueda acercarme a Él y conocerle como Él me conoce a mí. Por encima de mis dudas El sigue siendo una certeza constante.

diciembre 16, 2011

Primero va el 1 y luego el 2


No han sido días fáciles para mí. Es evidente que cuando mi fuente de afirmación deja de ser Dios, y se convierte en otras personas, fácilmente caigo en atracciones decepcionantes. No es nada nuevo, ni lo será. Creo, que aunque me gusta este mes de diciembre por su alegría y el tiempo en familia, algo de tristeza empieza a aparecer en mi corazón. Cosas no alcanzadas, temores y ciclos no resueltos, y una increíble sensación de soledad. El año que se acaba y el año que viene, el período para decidir qué hacer. Un necesario desahogo para comenzar.


Mis ansias por sanidad y esa aparentemente inalcanzable santidad me remiten a la lectura y a la reflexión. Las raíces, las causas, las motivaciones, lo inconcluso, etc. Empieza entonces un deseo de hablar a nivel teórico o conceptual de las cosas que encuentro en el camino, como siempre, un poco para mí, pero también para el que pase a visitar. No soy una experta en psicología, consejería y/o restauración de la homosexualidad, pero me parece que por el hecho de vivirla en carne propia, tengo algo que decir al respecto. Es algo que quiero lanzarme a hacer.

¿Por dónde empezar?

"Primero va el 1 y luego el 2" es una frase que he querido poner en algún lado y tocó aquí, ya que en este lugar no me piden explicaciones. En medio de este gran mapa mental del homosexual que busca una salida, no podría poner otro centro, o superneurona que no fuera la relación con Dios. Y ahí entra el tema del rechazo. No sé si soy yo, pero encuentro que cuando más experimento rechazo, desaprobación o desafirmación, más vulnerable soy.  Dios ha sido el único a quién 24/7 le he podido confesar mis complejos, mis dolores, mis "otra vez" etc. Sólo que aún me es difícil retener ese amor y permanecer en ese amor y aceptación que él me dá.
Dios también es quien puede sanar mi específico dolor, librarme de mis paranoias y ayudarme a acceder a los dolores que sí recuerdo y para los que el perdón ha sido tan difícil. Dios puede revelarme cosas que no están en ningún manual. Dios puede doblegar mi orgullo y mi obstinación que enmascaran al dolor. Su amor trasciende las confiadas certezas del líder o el pastor y me acompaña en el proceso, en los altibajos, en las inconsistencias e imperfecciones que supo que trataría cuando me invitó a seguirle a Él.

No voy a pretender que puedo sola, porque mentiría, pero la verdad es que estoy harta de correr tras el viento, de esperar un evento, un encuentro, congreso, retiro, ministración, para que Dios se revele. La moldura de mi alma, según he descubierto, se toma su tiempo y se desploma, pero cuando tiene espectadores no funciona muy bien aún. Seguiré siendo entretejida en secreto, creo.

El 1 es Dios, es su sabiduría en lo secreto

"Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo;
      en lo secreto me has enseñado sabiduría" Salmo 51:6


Espero ser acompañada en este proceso, la iglesia funciona, la congregación funciona, pero las voces de aquellos que viven estas incertidumbres también! Escribo de todo un poco y sin mucha coherencia, pero creo que con cierta constancia y disciplina (y síntesis?) pueda empezar a formar textos más comprensibles que le den palabras a lo que todavía no entendemos.  Y esto no es sólo por mí o por tí, creo que alguien más estará esperando leer en algún momento, algo que le ayude a transitar en medio del camino pedregoso que hay por delante. ¿Me acompañas?

diciembre 03, 2011

Recuerdos, mariposas, y otros dolores crónicos


Hoy vi una película que hacía mucho tiempo no veía, “El efecto mariposa” la cual trata de un joven que tiene una enfermedad en el cerebro que no le permite recordar algunos eventos de su vida. A este joven, el psiquiatra le recomienda llevar un diario de lo que va pasando cada día para que ejercite su memoria. Durante su infancia ocurrieron una serie de sucesos traumáticos para él, y para sus amigos.  El padre de dos de sus amigos los grabó en una película pornográfica, ellos estallaron un buzón de correo matando a una bebé, uno de los niños (traumatizado por la depravación de su padre) siente celos del protagonista que se besa con la hermana de él y lo amenaza con quemar a su perro, lo cual termina haciendo.  Cuando este joven crece y está en la universidad, leyendo por accidente sus diarios, se devuelve en el tiempo a los hechos que sucedieron en su infancia y logra recordar lo que en su momento no pudo.  Va de nuevo a su barrio de la infancia y busca a sus amigos para constatar que lo que vio en su mente fue cierto y los encuentra totalmente transformados. Uno en un antisocial, obsesivo muchacho construyendo aviones miniatura y la muchacha como mesera olvidando su realidad.  Él intenta que ella le diga lo que sucedió, haciendo que ella luego de su visita desentierre esas memorias trágicas de su infancia con lo que se suicida. El dolor que le provoca la noticia al protagonista hace que quiera acceder a esos recuerdos para modificarlos. 

Desde ese punto para mí, la película empieza a hacerse interesante. El joven intenta cada vez que lee esos diarios de modificar los sucesos de su infancia: Corrigiendo al depravado padre de sus amigos, entregándole un pedazo de lata al otro amigo para que libere al perro, advirtiendo a la mamá de la bebé que se alejara del buzón donde estaba el cohete, etc.  Pero cada vez que lo hace resulta peor. Ayuda a un amigo y otro pierde el control, se sana una vida pero otra en su amargura regresa para destrozarles la vida, todos quedan bien, pero el queda inválido, etc. 

Para no terminar de relatar la película (que aunque no lo creas no es la motivación), me limito a decir que me deja una gran reflexión personal.  En mi trayecto de sanidad, he encontrado tantas trabas, que siento que de alguna manera para evitar más dolor, he reprimido algunos recuerdos traumáticos y he puesto una barrera inconsciente para acceder a ellos.  No pienso que lo que voy a escribir sea una teoría o algo, no soy psicóloga ni nada por el estilo, pero me atrevo a pensar que debe haber ciertas cosas de nuestro pasado que bloquean nuestro crecimiento y a las cuales aún no podemos acceder, que es preciso que encontremos la manera de sanar, aunque sin convertirlas en una obsesión.  Como cristiana, ya con cierta experiencia en procesos de sanidad interior, consejerías, ministraciones, y sesiones de psicología, casi que puedo diagnosticar a los personajes de la película y porqué llegaron a ser así: dementes, prostitutas, antisociales, etc.  Y es inevitable para mí pensar que si yo tuviera la posibilidad de acceder a esos recuerdos  que me producen esos traumas que ahora tengo en mi personalidad, mi relacionamiento con hombres y mujeres, mi identidad, entre otros, tal vez las cosas serían más fáciles.
Pero también la experiencia, el tiempo, y la frustración de no lograrlo aún, me han enseñado cosas.  La primera, la más obvia, que mi sanidad no debe ser la prioridad en mi vida por encima de mi meta de seguir a Jesús y vivir por Su reino.  La segunda, que por más que yo quisiese cambiar mis recuerdos, o que tal o cual persona me pidiera perdón por lo que me hizo, nada cambiaría. Los recuerdos siguen estando allí, y el pasado (aunque muchas películas nos quieran hacer soñar con eso) no se puede modificar.  La tercera,  que debemos tener presente, que la única manera de romper con la atadura que deja un trauma en nuestra vida, es por medio del perdón,  debemos ir allí, con Jesús, y perdonar ese cuadro, escena, situación que nos violentó.  No hay otra manera, por nosotros mismos no lograremos nada,  y como le pasó al personaje, no haremos sino que las cosas se pongan peores, con venganza, amargura, rencor, etc. 

Mi asunto aquí es la carga emocional, espiritual y mental que produce el acceder a esos lugares de mi memoria.  Ya sé que no debo hacer de eso una obsesión, y que la frustración que me genera no ver resultados en ministraciones en la iglesia me hace pensar que es algo que primero debo resolver a solas con Dios. Algo en específico.  Esa evasión al dolor y a la frustración es lo que me ha producido de alguna manera cierto escepticismo y bloqueos en la fe. Me ha producido estancamiento.  Siento que si quiero respuestas, si quiero salir de esta cárcel, debo empezar por entregarle esos lugares, recuerdos, y situaciones a Dios. Entregárselos de verdad. Debo pedirle que me ayude a tener la seguridad en sus promesas de protección, cuidado y libertad. Debo ir aunque todo al principio sean tinieblas, provocaciones, distorsiones, etc.  Debo recordar la provisión de luz y voz.  Debo recordar quién murió para darle paz a mi mente y a mi corazón (Filipenses 4:7).  Que Él anhela verme libre.

octubre 08, 2011

Ilusiones y expectativas 1

"I've spent so long firmly looking outside me
I've spent so much time living in survival mode"
- Precious illusions, Alanis Morissette 



Soy mujer, y creo que esto que mencionaré a continuación es una lucha con la que lidiamos especialmente nosotras, y quizás más algunas con cierta tendencia temperamental. El idealismo. Queremos llenar nuestro vacío de admiración, afecto y amor,  buscando alguien que pueda ver algo grandioso en nosotras, que pueda mostrar interés en lo que somos. También, creo que nos pasa, tratamos de encontrar una persona que cumpla nuestras expectativas, ya sean físicas, de conocimiento, de gustos, etc. 

Siempre he sido así. Recuerdo de adolescente le hacía una oración a Dios que era algo así: "Dios, por favor, concédeme un hombre que sea muy inteligente", en ese entonces nada de eso abundaba por donde yo mirara y cuando apareció, al principio parecía llenar todas mis expectativas, pero luego, su inmadurez salió a flote, y eso que era bastante mayor que yo. Mucho cerebro, poco corazón, poca vida más allá de sus gustos extraños y palabras elocuentes. Quedé curada y no volví a hacer ese tipo de peticiones (en realidad no quedé curada, sólo decepcionada y decidí por esa y otras situaciones de mi vida cerrarme y fantasear con prototipos en mi mente). Las mujeres seguían siendo más sencillas para mí, pero afortunadamente tenía una especie de conciencia interna que no me permitía lanzarme.

Con el paso del tiempo, de muchos golpes, de muchas confusiones y malas decisiones, de procesos y purificaciones- ya en Cristo-, empecé a mentalizarme en querer intentar de nuevo algo con un hombre. Internamente mi check list (lista de requerimientos) si contenía un prototipo de hombre que según mi modo de pensar "jamás me haría daño" modo de pensar al que llegué luego de haber pasado por abusos y malas relaciones con el género masculino.  Para ser más sincera todavía, el prototipo si era bastante específico y al imaginarlo -decía- nada iba a salir mal.

Pues bueno... ese hombre apareció. Cada detalle que me hablaba de él, era un chulito que le ponía a mi lista (todo esto, inconscientemente, claro), cada cosa que conocía de él me entusiasmaba. Llegó a tal punto a sorprenderme que no me creí digna de él. Eventualmente nos hicimos más y más amigos, y yo lentamente empezaba a planear cómo serían las cosas cuando se dieran, y empecé silenciosamente a tomar algunas de mis decisiones alrededor de lo que él hiciera ¡aunque no había nada entre nosotros! esperaba cada día el momento en que se hiciera el click, él no decía nada, y yo tampoco, me cansaba un poco el tema de que nada pasara, de su timidez, de muchas cosas...

Para no hacer más largo el cuento, llegó el tiempo de tormentas por el cual estoy ahora, tuve que viajar para atender la hospitalización de mi papá y esperaba que él me llamara, me escribiera, se diera por enterado, se preocupara por mí y nada... nada... nada. Cuando llegué, como si no existiera, en fin... tuve que enterarme luego de que estaba saliendo con otra chica de la iglesia, aunque para esas épocas yo ya me lo presentía...

Puaj!! se me cayó el ídolo! me he sentido mal por muchas cosas en este tiempo, pero especialmente porque lo creía tan infalible que cuando pasó, inmediatamente sentí el dolor de ver todo caer. Mis esperanzas, mis sueños, mi casi armada seguridad emocional.
Ya a estas fechas el perdón ha ayudado mucho, pero lo que me viene a la mente es, cuan peligroso es todo esto de idealizar y depositar expectativas demasiado altas en alguien, o en algo diferente a Dios.  Cuan peligroso es, beber (así no sea materialmente, cosa que diferencia nuestra lucha de la de los hombres) de cisternas rotas que no retienen agua, buscarnos nuestra seguridad y afecto aparte de la fuente inagotable de Dios.  Por irnos detrás de lo que creemos adecuado y apropiado para nosotros, nos podemos estar perdiendo primero, de una relación totalmente vivificante por sí sola en Jesús, y segundo, de lo que en verdad Dios quiere darnos.  Su perspectiva y Su visión superan en mucho la nuestra, golpeada por condicionamientos sexuales, familiares, sociales, religiosos, etc. 

Ya que el post está largo, sólo me queda decir que mucho tiempo fui la de ese video que puse al principio del post, no sólo en el área emocional, sino en muchas más, mirando afuera, escribiéndome ilusiones que me permitieran sobrevivir a una vida a la que no le veía futuro. Hoy ya no. Ha sido suficiente. He decidido poner mis expectativas en Dios, el guiará mi vida según el curso que Él ha trazado (Prov 21:1). Y esa es la vida abundante que quiere darme.

septiembre 27, 2011

Desatando a Lázaro

Este de hoy es un post de agradecimiento. Recientemente oí una prédica en la que se mencionaba el punto de vista de Lázaro, a quién Jesús resucitó. Él en particular no veía nada, así que Jesús tuvo que ordenarle a la gente que rodeaba la tumba que lo desataran (Jn 11:44).  He vivido esto últimamente. He llegado al punto de no ver nada, de insistir tanto en la misma fórmula que digo "Bueno pues si no es por aquí, Padre, muéstrame".  Y Dios ha usado gente para revelarme ataduras que ni me pasaban por la mente. Cosas que la verdad me ha costado mucho reconocer.

Lo bueno es que en la esfera del Reino todo esto es hecho con amor, y siento que lo que me ha sido revelado, realmente podrá desatarme y hacerme andar. Sobretodo, experimento como si ya no estuviera estancada, aunque hay mucho por trabajar. Debo sobretodo, agradecerle al Dios de los tiempos, que se ha tomado la dedicación de fijar en mí todas estas cosas de manera que pueda asimilarlas y actuar.  También a los de cerca y a los de lejos que en su sincero interés han tocado la puerta y no se han rendido, hasta hacerme entender.

En la adoración de este domingo, sentí realmente la verdad de que Dios tiene una estrategia particular para cada uno de nosotros. Sí, hay fórmulas basadas en criterios bíblicos, pero solamente en una relación permanente, expectante y sedienta con Dios, podemos verlo como el Maestro que es, quién no se rinde cuando otros se extrañan de que algo no funcionó en nosotros.  "Te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" dice un pasaje en Jeremías y creo que para alguien que esté perdiendo la esperanza de su sanación y avance esto será útil para recordar: Sólo del Trono se bajan las estrategias para vencer.  Armémonos de fe, dejemos que la gente nos desate, abrámonos a la realidad de la gracia obrando en nosotros y veamos lo mejor suceder.

julio 18, 2011

Autoconocimiento y verdad

Lejos de los que quiero, de mi hogar y mis cosas, no puedo más que sentirme sola. Las tormentas siguen ahí azotando y en medio todo esto siento, como mi cuerpo busca como llenar los vacíos. Es increíble, una mirada, un saludo no contestado, un rechazo, de una manera extraña pueden provocar una atracción. Y no puedo evitar detectar cierto patrón físico y de personalidad en mis atracciones (cosa que me ayuda bastante), y cierto patrón interno de reacción según las circunstancias.

¿Que se siente mal? Sí, bastante. Confirmo con el pasar del tiempo que no se trata de otros, el problema de mi AMS (atracción por el mismo sexo), sino que se trata de mí y que no puedo huir. Dondequiera que vaya, bajo una u otra circunstancia, algo hará que dentro de mi se provoquen oleadas emocionales, conexiones absurdas que armo para sentirme de algún modo amada e importante. Sin embargo, con lo doloroso que puede llegar a ser el hecho de no descansar de esta lucha en todas partes, siempre se puede sacar lo bueno. Tarde que temprano uno se da cuenta que tiene que aceptarse como es, amarse como es, con las debilidades y dolencias del alma. Que hay que aprender a manejar lo que aún permanece ahí porque de alguna manera es parte de nosotros y si lo negamos o lo atacamos, solo lo hacemos más grande.

No quiero decir con esto que hay que darle rienda suelta a los deseos y pasiones que hay dentro de nosotros.  Digo que hay que saber reaccionar frente a nuestra debilidad y a nuestras carencias, reconociéndolas e imprimiendo verdad en ellas: que están pero que Dios ha dicho algo al respecto. Bien sea que Su fiel amor nos guarda, que Él es la fuente que realmente calma la sed, que somos transformados de gloria en gloria por el poder de Su Espiritu, que somos AMADOS incondicionalmente, etc. Eso lo he descubierto en este último tiempo también, que cuando siento venir todas esas cosas que me inquetan la mente y el corazón, Su verdad está ahí poniendo el cable a tierra y redireccionandome. Es sabio volverse lo más pronto, al oír esa voz.

Vi esta película recientemente "Al frente de la clase"  y la super recomiendo, no porque trate directamente el tema de la homosexualidad, sino porque habla de como aprender a vivir la vida con una debilidad o lucha y no dejarse derribar por eso. Antes bien, el protagonista la ve como su maestra, lo cual me recuerda esto:


 Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 cor 12:8-9
Aquí el trailer de la película:

http://www.youtube.com/watch?v=u7YpDPNdEwQ

junio 29, 2011

El ministerio de la reconciliación



"Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación." 2 Corintios 5:18

Las cosas que a nosotros nos parecen importantes, para Dios no son más que pasajeras. Lo urgente, el momento que ya pasó. La lógica y el propósito de Dios son cosas que difícilmente podemos comprender nosotros los mortales, sujetos a un cuerpo sufriente y angustiado por lo que ve, vive y siente. 

¿Dónde estoy yo, en medio de tanto sufrimiento? ¿Dónde mis necesidades, mis anhelos y mis sueños? Corro de un lado para otro, cuidando, dando, y corro cansada, vacía. 

¿Será acaso que en la enfermedad de los que amo, Dios hace manifiesto este ministerio de la reconciliación? ¿Será que este ministerio es más importante que cualquier otra cosa ahora?

¿Será que el ministro así mismo es reconciliado con Dios dondequiera que va? Yo creo que sí.

Verdades a las que he intentado huir, se me han manifestado reales y menos dolorosas que en la ficción de mi mente. Recordé a Nouwen cuando decía "Deja que tus heridas lleguen hasta tu corazón, sólo ahí sabrás que no tienen poder para destruirte, tu corazón es más grande que tus heridas". Sí, mi corazón es más grande. Sí, la verdad de Dios es más grande. Y aparece ahí, sublime, necesaria, salvadora.

No tengo todas las respuestas ahora. Si algo sé es que no hay una fórmula única para recetar Verdad, para administrar Salvación. Como siempre, el querido Amor va delante, como una especie de anestésico, que dispone el corazón a la Verdad de Dios, la Verdad que inicia con brazos abiertos.


mayo 18, 2011

Dios sabe cuando fallamos, antes.

Nosotros los cristianos solemos hablar mucho de las promesas de Dios, de que Dios me prometió esto y aquéllo, que Dios va a hacer esto conmigo.. etc., y, aunque está bien enfocarnos en la bendición que se obtiene a través de lo mucho que Él nos promete, creo que a veces perdemos el enfoque de otra parte del uso de las escrituras: la advertencia. Lo digo porque en nuestros devocionales (lectura diaria de la Biblia) por lo general resaltamos aquello positivo, pero no lo negativo, como la única muestra del amor de Dios.

Quiero explicarlo con una advertencia que me hizo hace mucho tiempo (quisiera recordar la fecha exacta, pero soy pésima para eso) y cuando la leí sentí que iba directo para mí, aunque no la entendí:

La negación de Pedro
"Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos." Lc 22:31-32

Creo que en el tiempo en que leí esa advertencia, actué como Pedro "No yo jamás te negaré" "No yo jamás perderé la fe". No sabía entonces cuánto necesitaría de esa oración de mi Señor para no abandonar el camino, no abandonarlo a Él.

Luego de esto vino un tiempo muy difícil para mí, tuve una visión (que mencioné en un post anterior) que me desequilibró muchísimo, haciéndome creer que Jesús nunca estuvo allí ayudándome (con posteriores secuelas). Posteriormente descubrí cosas a nivel familiar que me hicieron caer en la decepción, una tras otra. Una enfermedad y muchos cambios seguidos. En fin... zarandeadas de parte del enemigo que alimentaron en mí un miedo muy particular a relacionarme con Dios y a confiar de nuevo. Frustración por sentir la incapacidad de cambiarme para hacer las cosas que quería hacer a nivel ministerial, para tener una pareja, para ser un poco "normal".

Pero ahora que he tenido tiempo para reflexionarlo, si fue un ataque a mi fe. Como Pedro, me calentaba en el fuego a la distancia, veía al Señor asumiendo el camino de la Cruz. Nunca lo solté, pero sabía en mi corazón que no era igual que antes: La pasión en adorarle en secreto, el anhelo de Su presencia, el desear verlo,el correr a Su encuentro, etc.

¡Cuán grande es la sabiduría de Dios! Como con Job, oró por Pedro, aunque el enemigo hubiese reclamado sus vidas para hacerles daño, con el fin de demostrar que sólo estaban con Dios por Su bendición. Como con ellos, Jesús oró por mí, ora por mí, para que no pierda la fe.

Confieso que me duele darme cuenta de esta verdad, y de muchas que me sigue revelando, de las heridas sin bautizar, de todo el rencor que me he tragado y que ando arrastrando. Sin embargo, sé que algo ha cambiado: creo que el dolor es a raíz de que son verdades que Él quiere revelarme, a fin de que sea libre. "La verdad os hará libres", dijo. Con dolores, con advertencias, con aún lo que Él sabe que va a pasar. Su oración frente a esas advertencias y esas pruebas es también una muestra de Su amor.

Hoy luego de unos años vuelvo a leer este versículo y, luego de que poco a poco he empezado a salir de esa oscuridad del alma, agradezco infinitamente que Él haya estado allí, orando por mí. Sólo que ahora quiero hacer lo que sea necesario para que mi fe resurja, y pueda completar el versículo: Fortalecer a mis hermanos. Al que me lee, al que no. Al que aún no conozco, Al de la calle o al amigo de siempre. A quién quiera me permita Dios encontrar.

mayo 11, 2011

Enfrentando conflictos I

Es un tiempo nuevo para mí. Siento que repentinamente todo me impulsa a salir de mi mirada obsesiva hacia dentro y me lleva a enfrentarme a todo lo que hay en mí y fuera de mí. Sé que cuando cometo un error o varios errores de los mismos, dejo que se acumulen como tierra para una avalancha, avalancha que se vuelve una marejada emocional de comportamientos viejos, que me revela aún cuánto falta por hacer en mí.

No se puede enfrentar un conflicto atendiendo mil voces, urgencias, reclamos y ocupaciones. Y me pregunto entonces cuantas cosas hay sin resolver en mi vida, porque no soporto la quietud y el silencio. Incluso una oración en la que se escuchan sólo mis reclamos, fallas, peticiones y lamentos, no logra hacer mucho. Es preciso soltarse, y dejar que el conflicto real del corazón salga a flote.

Creo entonces que la sanidad tiene mucho que ver con recibir. Digo esto porque a menudo oro, renuncio, ato y desato y pasa poco, porque pretendo que en comunidad se logre lo que temo hacer sola: Ir a mi interior, en la soledad, y esperar a que Jesús esté allí, ayudándome. Temo a que me abandone, temo a que se distorsione de nuevo Su imagen, temo a que haya silencio frente a cuadros que he preferido no recordar.  Temor puede ser entonces un impedimento para abrir los brazos y recibir auxilio.

¿Te ha pasado?  Supongo que sí. Supongo que has tenido áreas de tu vida que has dejado sin resolver como algunas reparaciones de la casa: porque al tomar la decisión de arreglarlas, se ve por encima que van a ser de nunca acabar. Goteras, fallas eléctricas, plagas, etc. Quizá siempre necesitemos ayuda de un experto, que termine de una vez con aquello que no hemos podido, que nos derriba una y otra vez. Un experto que siempre quiera volver a ayudarnos, sin importar que tengamos el agua al cuello. Me lo imagino y creo que lo único que espera de nosotros es que reconozcamos dónde están las fallas y que estemos dispuestos a ir allí para repararlas, para sellarlas por fin. No somos nosotros los que reparamos, sólo señalamos el lugar de la avería y así el conflicto empieza a encontrar salida. Podemos funcionar mejor.

Bueno, estoy en esas ahora. Aún tengo pensamientos desoladores, y aunque la tentación esté apaciguada por ahora, sé que permanece ahí. Pero ahora sé que es preciso cavar primero, ir a donde no quiero ir, para que lo que quiero se materialice.

marzo 28, 2011

Los demonios de María Magdalena




Finalizando esta semana mi lectura de Marcos, me encontré con un versículo al que nunca le había prestado atención:

Después que Jesús hubo resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios - Marcos 16:9

Creo que el Espíritu Santo lo resaltó por una buena razón. La verdad es que la hay. En mi caminar en Cristo he experimentado luchas constantes con el mundo espiritual, he tenido visiones desagradables. Recuerdo que en los principios de mi conversión, hubo veces en las que quedaba muda y sin movimiento varias veces. En mi mente al adorar aparecían imágenes provistas de todo menos de inspiraciones celestiales, y en las ministraciones parecía no haber descanso. Una visión en particular me dejó marcada puedo decir que hasta el día de hoy, en la que percibí todo el odio de Satanás hacia mí. El efecto de esta visión fue un intento de suicidio, del que Dios me salvó y del que espero hablar aquí pronto.

En fin, el batallar con las tinieblas ha sido una constante en mi camino de cristiana, y debo admitir que ha sido una de las principales razones por las que me he cerrado a buscar a Dios, a adorarle con fuerzas, a iniciar ministraciones de sanidad de nuevo, entre otras cosas. Ha sido una agonía que he calmado con distancia y enterrando dolores.

Esta semana me topé de nuevo con este tipo de experiencias debido a que estoy haciendo el intento de romper con ese yugo mediante ministraciones. Experimenté sueños pesados a nivel espiritual, y manipulación inconsciente de mi cuerpo durante el sueño, así como mil interrupciones para asistir a la ministración, a la que finalmente llegué tarde, o mejor dicho, no llegué.

No tengo que enfatizar en que entré en un nuevo ciclo de decepción y desánimo, el corre corre de mi cuerpo y de mi mente por buscarse salidas se vió de nuevo truncado por coincidencias, pero también por ataques de quién NO quiere mi bien.

Luego de la larga introducción, y de porqué el Espíritu Santo me guió hacia ese versículo, me quedo pensando: ¿Por qué Jesús no se le apareció a los discípulos primero?, ¿Por qué primero a ella? ¿Siete demonios?

Tuve la oportunidad de preguntarle estas cosas a un teólogo y me dijo cosas bien interesantes. María Madgalena no es la misma mujer sorprendida en adulterio. El número siete en el judaísmo representa perfección o totalidad, lo que quiere decir que ella tenía todos los demonios posibles. Así como a Pedro se le dice que perdone setenta veces siete, quiere decir que llegue a perfeccionarse en el perdonar.

Me detendré en el significado numérico. Si en María Magdalena Jesús hizo una obra de liberación de una totalidad de demonios -siete- (Lc 8:2) esto quiere decir que en mí también lo puede hacer. Sé que parece algo tonto, dado que lo que se nos enseña es que en el nombre de Jesús huirán demonios, pero pienso que al menos yo, que lo he intentado, no he encontrado un alivio duradero ni durante, ni después de las ministraciones. No digo que no lo haya habido, sino que al parecer, aún quedan marcas -manchas- en los momentos en que Dios es revelado, y que me hacen pensar que no podré librarme.

¿Cómo librarse entonces de una totalidad de demonios?, creo que también con perfección, con un encuentro con  el perfecto liberador de mi vida. Con quién resucitó de la tumba y me dió el privilegio de verle primero. Resucitar es vivir en un estado redimido de la imperfección. Permitirle que vaya delante de mí (Is 45:2-3), adentrarme en ese viaje con Él. Dejar de correr en lo externo y dar pequeños pasos hacia mi interior, confiando en la plenitud de Su poder de resurrección.

No tengo todas las respuestas aún, pero puedo esperar y buscarle para que se manifieste. Puedo ir al lugar donde dicen que ha muerto, que ya no puede obrar, que está enterrado. Puedo esperar para que se corra la piedra de temor e incredulidad en mi corazón y verle aparecer. Puedo anhelar que resucite para mí.

marzo 06, 2011

Habitando en invierno con ansias de primavera

Hablaba con un amigo de la situación actual por la que paso, el dolor de la enfermedad y todo eso, le contaba acerca de la sucesión de cosas que desde hace 2 años me han hecho vivir en un estado cíclico de apatía y dolor.

Él me dijo algo que jamás olvidaré: "Cuando uno vive demasiado tiempo en invierno, es muy complicado creer que alguna vez hubo una primavera, y uno suele acostumbrarse a vivir así"

Nunca se me ocurrió algo como eso. Me agrada hablar con él, porque sus ilustraciones son parecidas a las de Jesús, tan sencillas pero tan profundas, que uno no puede más que identificarse.

Es verdad, vivo en invierno. Ya casi me cuesta creer que puedo esperar algo bueno. Que puedo acercarme y sentir el calor de Dios y Su cercanía. De repente, dejé de luchar contra las situaciones adversas y me acostumbré a ellas, me puse mi chaqueta y mis guantes y me encerré en mi propio espacio.

No es necesario seguir describiendo el invierno. No me basta sino con leer mis viejos posts, para darme cuenta de que ando en una cárcel de "buenos deseos" que se apagan con el temor de enfrentar el frío, y con la costumbre del paisaje glaciar.

No me sorprende ahora que ante la ausencia de calor real, me contente con cobertizos emocionales e intelectuales.

Ansío la primavera, ansío el tiempo en el que El Señor haga realidad promesas de las que apenas me acuerdo, que me de visiones y sueños, que me extienda Sus brazos de amor. Anhelo Su lenguaje conmigo, entenderle en cada sencillo detalle, sonreír y llorar por bobadas, poder levantar mis brazos pesados.

Sé que es posible. Pero como el gigante egoísta del cuento de Oscar Wilde, se me abren dos oportunidades ahora:

1- Responder a la ternura de Jesús. Representado como el niño pequeño, capaz de traspasar un corazón endurecido por el invierno.
2- Romper el muro: Abrir grietas para que la bondad, el amor y la esperanza me toquen adentro. Romper con todo aquello que puede paralizarme.

Es invierno ahora, pero Dios envía Sus rayos, y ante Su presencia, todo puede derretirse. Aún en medio de esta circunstancia.

febrero 12, 2011

Amor es exposición

Amor es exposición. Amo en la medida en que he sido expuesta a grandes dosis de amor. Nada para mí parece más importante en el evangelio.

Cada noche, al orar, le pido perdón a Dios por la gran cantidad de estupideces que he dicho, por acciones que no tomé, por pensamientos obsesivos y codiciosos, por una lista bien corta, la verdad, de pecados consistentes y repetitivos.

Sin embargo, si algo me duele es saber que en lo que más fallo es en los dos primeros mandamientos. "Amar a Dios y amar al prójimo como a mi mismo" en lo que se resumen la ley y los profetas. Me duele un día más de oración en medio del sueño, un día más entretenida en lecturas y pensamientos, un día más siendo dura con otros y conmigo, un día más lejos de Dios.

Siempre he creído que el amor es el centro, la solución y el problema. Dejarme amar por Dios ha sido el tema de mi crecimiento espiritual, el tema porque me cuesta, siento incomodidad, siento una extraña agonía, siento un horrible silencio y la sensación de estarme hablando a mi misma, y lo peor, sin sentir absolútamente nada.

He pensado también que es por esto que ando con sed. Que ando reactiva al amor de los demás, a su respuesta, a sus síes y a sus noes. Que es por esto que la tentación me lleva a mundos fabricados donde recibo lo que quiero, donde me siento amada, y donde cada necesidad es suplida sin sufrimientos ni rechazos. Sin embargo, pasa con los paliativos, que nunca solucionan el problema real.

Andar por la vida intentando reflejar a Dios e intentando hablar en Su nombre, sin Su esencia, es perder el tiempo. Es soltar palabras al viento, es camuflaje en vez de Presencia. Es querer hacer en nombre de Dios cualquier cosa, servir, adorar, orar, dar el cuerpo y el alma por otros, sin hacer diferencia. El mundo esta harto de ejemplos así. Esta harto de la indiferencia que eso provoca.

Amor es exposición. Amar es exponerse al amor de Dios sabiendo que es aquella cosa necesaria para exponer mi amor al mundo. Dios en eso tiene mucho que enseñarnos. Se expuso a nuestra burla y nuestro desprecio en la persona de Jesús, se expuso al rechazo, al riesgo de crearnos con libre albedrío para amarle o no.

También, no hay amor verdadero que no se exponga, a lo bueno o a lo malo. Amor riesgoso. Amor que se expone a sufrir, a visiones de dolor, a momentos de ausencia, a la larga espera, amor expuesto a lo que sea, a dar y a recibir sin condiciones.

Tengo mucho que aprender de ese tipo de amor. Tengo que exponerme, en doble vía. Sea ese tal vez, el motivo de toda mi vida.

enero 20, 2011

Y arranca todo de nuevo: 2011 ¿Out of this land?

Mañana parece arrancar todo de nuevo. A nivel de iglesia, comienzan actividades y me asusta un poco lo que viene. Por una parte, no quiero sentirme de nuevo la "rara" en medio de la gente, no quiero seguir manteniendo rencores, juicios y prejuicios (reales o imaginarios) respecto al trato que he recibido anteriormente. Digo, no es que se me haya tratado mal en mi iglesia y en el grupo al que asisto, es sólo que de alguna manera ya no puedo responder como antes, tan entusiastamente, tan diligentemente, sencillamente, no puedo.

Estos días al pensar en este arranque de año, me ha asaltado la duda varias veces, respecto a qué hacer, que camino tomar, cómo comportarme, etc. No puedo negar que la percepción que otros tienen de mí me importa, y que lo que creo (mi percepción) de lo que ellos piensan, me hace actuar de determinada manera. No confío igual que antes en muchas cosas. Necesito que se me den razones o que se me indique un camino más allá que ofrecerme las mismas herramientas y la misma secuencia de cosas. Ya las sé.

Probablemente muchas cosas asociadas a la sanidad interior no tengan que ver SOLO con el pasado, sino con la construcción de seguridad y confianza, y de la aceptación de uno mismo en el proceso. El "Fix" no es tan rápido, y eso debería enfatizarse, porque los que arrastramos con taras y secuelas de heridas muy grandes, nos damos muy duro cuando vemos lo mucho que nos cuesta en relación a otros.

A mí mi sanidad me ha costado mucho, muchísimo. Es uno de los motivos que más ocupan mi atención (si no es el que más). He pasado por varias fases, he estado en ministerio de restauración, he hecho pasos de sanidad interior, he ido a psicólogo, etc. Muchas de estas cosas han cavado y cavado en mi pasado, hasta el punto de volverme paranóica respecto a cosas que creo no haber encontrado aún y que me hacen todavía "defectuosa" espiritual, emocional y sexualmente.

No puedo negar que esos procesos me han ayudado, pero tampoco puedo negar el dolor de la frustración del "no todavía", de la horrible sensación de "quedarse atrás" respecto a otros que comenzaron conmigo, entre otras cosas.

Ahora que lo pienso, nunca fuí del todo normal, y no sólo en lo referente a la orientación sexual. Siempre fuí considerada una "weird" dentro de los grupos comunes. Poco aceptada mi irreverencia y mi desdén por afiliaciones perpetuas a élites y "roscas" de todo tipo. En medio de lo perdida que me sentía, nunca fue mi opción intentar ser igual a alguien, ni pensar en masa. La lectura y la soledad ayudaron un poco a eso. El humor también.

El saberse diferente y el que otras personas lo reconozcan da un poco de miedo. No con todos se puede ser igual de sincero. Recibir demasiada sinceridad hoy puede ser considerada una virtud. Mañana no tengo esa opción, eso me asusta. Me asusta tomar decisiones perpetuas y encontrar que sigo fallando, me asusta volver a correr por sueños y logros de masas. Aunque también me asusta seguir siendo la misma, es verdad. Me asustan mis defectos de carácter, me asusta lo voluble de mi ser interior. Hay muchas cosas por mejorar pero no sé cómo, ni en que forma o grado pedir ayuda. Dios es el que obra la transformación, es sólo que no me quiero perder oyendo sólo mi propia voz..... en fin.

Mañana captaré estímulos y sondearé reacciones. Trateré de escuchar con mis oídos y ver con mis ojos, si Dios me lo permite.

Sé que hay cosas buenas ahí fuera, esperándome.

enero 18, 2011

Para variar, no varío

Para variar, no varío. Qué se le puede hacer? veo a otros hablar confiadamente de un futuro que se pueden imaginar felices y contentos. Muchas veces estoy feliz con un día que termina sin que la sombra de mi error y mis pesares me atormenten.

No quiero quejarme más, tal vez es solo un post para pensar en varias cosas.

  • He tomado la decisión de volver al hogar. El intento, el intento se traduce a dejarme abrazar por el Amor en una agonía de silencio y de canto, en la que ya no me atrevo a pedir revelaciones, sólo puedo dejar que pasen. "Cuerdas de amor, capturan mi ser" momentos que permanecen y que cambian mi modo de pensar, me abren los ojos y el corazón a la expectativa por Dios.
  • El intento trae fallas. Habrán días como hoy que fracasos del carácter y del temperamento me hagan sentir una pésima persona, un terrible ejemplo de "seguidora de Cristo". Días que suelen arrojarme a la frustración y a la decepción con la que he vivido por largo tiempo. La frustración me invita a lugares cotidianos de pensamientos fantasiosos.
  • Lo que ha cambiado todo es mi decisión. Y más aún, la decisión de Dios. La suave pero insistente voz que me dice "Tu eres mi hija amada, en quién tengo complacencia". La voz que no me creo todavía pero que de alguna manera hace cambios en mi cerebro obsesionado, y en mi corazón sediento de amor.
Afortunadamente, para lo terco de mi actuar, y de mi tambaleante volver a Dios, El no varía, ni un centímetro. Esto lo expresa hermosamente este fragmento de un soneto de Shakespeare:

No es amor el amor que cambia cuando un cambio encuentra,

o que se adapta con el distanciamiento a distanciarse.


¡Oh, no!, es un faro eternamente fijo

que desafía a las tempestades sin nunca estremecerse;

es la estrella para todo barco sin rumbo,

cuya valía se desconoce, aun tomando su altura.


No es amor bufón del Tiempo,

aunque los rosados labios y mejillas corva guadaña sigan:

el amor no varía con sus breves horas y semanas,

sino que se afianza incluso hasta en el borde del abismo.


Ese eres Tú, por eso oro como la sunamita de Cantares "Llévame en pos de ti, correremos".