If words would come so easily, I would be better now. There's some distressed feeling in my soul, I guess the kind of feeling that is caused for disconnection, emptiness, extreme silence.
There's another feeling I'm kinda trying to explain here, the stress that comes when I'm trying to connect again. Deep in my heart, I don't want to be broken again, I don't want to listen to more silence. I do need the connection, I do need the VERY presence of the Lord in my life, not just a mere sight from the distance, not just a mere weeping when I praise, I really need His coming.
So, that's all. Bye for now.
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febrero 09, 2013
mayo 02, 2012
Retiro urbano
Encuentro dondequiera que voy cosas que me hablan de mi conflicto interior, de mi incapacidad de ver para dónde voy. Son tantas que no pude evitar desear un tiempo lejos de las opiniones ajenas y de tanto ruido!
Fue una bendición el espacio privado lejos de la responsabilidad, las redes, las voces demandantes, etc. Fue una bendición aunque noté cuanta falta me hace. No podía estar lejos de todo y de todos, dejar 10 minutos en silencio y ya venían repasos mentales de cosas mal dichas, de listas de chequeo, de obligaciones inconclusas, de discursos de lamento hacia Dios....
Qué difícil es el verdadero silencio. Qué dificil es dejar que el silencio no sea molesto, sino necesario, como un desintoxicante del alma.
Encuentro que últimamente me cuesta disfrutar el presente. Me cuesta disfrutar a Dios por hacer la obra de Dios, me cuesta disfrutarme porque debo encontrarme, me cuesta estar sin respuestas porque necesito respuestas! necesito solucionar mi pasado y necesito saber qué haré en el futuro. Pesado? uff sí, muchísimo.
Sigo sintiéndome atraída por la vida monástica, por aquellos que de alguna manera encontraron un camino mejor en lanzarse del precipicio del mundo con sus fantasías de logro y aceptación, a un fresco mar de silencio, soledad, contacto real, voces susurrantes e inquietantes, fragancias de Dios. Sigo creyendo que debo de alguna manera incorporar esa disciplina de la soledad y el silencio a mi vida espiritual. Siento que ese es un indicador de camino que me puede ayudar a encontrar el aquí en el que estoy, escuchar mi voz (la acallada, la ensombrecida) y seguir escribiendo mi vida, con la convicción de lo encontrado.
Y aún no sé definir del todo la cosa.... pero soy consciente de que debo darle a mi vida un espacio. Aire puro. Paz. Soledad. Silencio. Oración. Yo. Él.
Fue una bendición el espacio privado lejos de la responsabilidad, las redes, las voces demandantes, etc. Fue una bendición aunque noté cuanta falta me hace. No podía estar lejos de todo y de todos, dejar 10 minutos en silencio y ya venían repasos mentales de cosas mal dichas, de listas de chequeo, de obligaciones inconclusas, de discursos de lamento hacia Dios....
Qué difícil es el verdadero silencio. Qué dificil es dejar que el silencio no sea molesto, sino necesario, como un desintoxicante del alma.
Encuentro que últimamente me cuesta disfrutar el presente. Me cuesta disfrutar a Dios por hacer la obra de Dios, me cuesta disfrutarme porque debo encontrarme, me cuesta estar sin respuestas porque necesito respuestas! necesito solucionar mi pasado y necesito saber qué haré en el futuro. Pesado? uff sí, muchísimo.
Sigo sintiéndome atraída por la vida monástica, por aquellos que de alguna manera encontraron un camino mejor en lanzarse del precipicio del mundo con sus fantasías de logro y aceptación, a un fresco mar de silencio, soledad, contacto real, voces susurrantes e inquietantes, fragancias de Dios. Sigo creyendo que debo de alguna manera incorporar esa disciplina de la soledad y el silencio a mi vida espiritual. Siento que ese es un indicador de camino que me puede ayudar a encontrar el aquí en el que estoy, escuchar mi voz (la acallada, la ensombrecida) y seguir escribiendo mi vida, con la convicción de lo encontrado.
Y aún no sé definir del todo la cosa.... pero soy consciente de que debo darle a mi vida un espacio. Aire puro. Paz. Soledad. Silencio. Oración. Yo. Él.
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abril 21, 2012
El dilema de la hoja en blanco
Paso por este lugar e intento intentar, querer, desear escribir algo, pero no, no puedo.
Es el dilema de la hoja en blanco.
Creo, sin embargo, que no es el típico dilema de qué escribir o por qué o cómo hacerlo, creo que más allá del dilema del escritor frente a una hoja que lo reta a plasmar sus emociones, deseos, pensamientos, reflexiones, es el dilema del escritor al que sus emociones, deseos, pensamientos y reflexiones no le permiten producir, saber e indicar nada, porque justamente ese es su estado interior, en blanco, sin norte, sin asiento.
Quizás mi vida sea como una hoja en blanco en estos momentos, o al menos, he dejado atrás las hojas escritas, y al ver la hoja que se me presenta, no tengo la menor idea que escribirle. Esta hoja es peligrosa, es la hoja que sigue a las etapas de la vida que comúnmente ejecutas para los demás: colegio, universidad, trabajo, etc., es la hoja donde tienes el suficiente poder de lanzarte a hacer lo que quieres, pero no sabes qué es eso que quieres, nada parece quedarse en el alma lo suficiente para ser algo deseable y duradero.
No puede ser una hoja de ruta en tanto la brújula no indica un norte claro, ni un llamado. Y quién navega está realmente harto de subirse en buques que aprueban los demás, los conocidos, los cuantificados.
Es una hoja en blanco.
Supongo que es válido que sea así, que sea el intervalo de silencio en una sinfonía de altas y bajas de una vida. Es tal vez esa hoja que nadie escribe, o que nadie encuentra en las biografías de personas que eran una cosa, y luego terminaron siendo otra. Ahora poco creo en ese continuo ejecutable sin sombras de duda.
Mi vida es quizás en estos momentos una melodía que no encuentra su letra, y que debe estar en reposo para escuchar en un murmullo a que esa letra la traiga el viento, porque de lo contrario, ansiosa, se quedará guardada, o se cansará y tomará el más conforme desenlace posible.
Es el dilema de la hoja en blanco.
Creo, sin embargo, que no es el típico dilema de qué escribir o por qué o cómo hacerlo, creo que más allá del dilema del escritor frente a una hoja que lo reta a plasmar sus emociones, deseos, pensamientos, reflexiones, es el dilema del escritor al que sus emociones, deseos, pensamientos y reflexiones no le permiten producir, saber e indicar nada, porque justamente ese es su estado interior, en blanco, sin norte, sin asiento.
Quizás mi vida sea como una hoja en blanco en estos momentos, o al menos, he dejado atrás las hojas escritas, y al ver la hoja que se me presenta, no tengo la menor idea que escribirle. Esta hoja es peligrosa, es la hoja que sigue a las etapas de la vida que comúnmente ejecutas para los demás: colegio, universidad, trabajo, etc., es la hoja donde tienes el suficiente poder de lanzarte a hacer lo que quieres, pero no sabes qué es eso que quieres, nada parece quedarse en el alma lo suficiente para ser algo deseable y duradero.
No puede ser una hoja de ruta en tanto la brújula no indica un norte claro, ni un llamado. Y quién navega está realmente harto de subirse en buques que aprueban los demás, los conocidos, los cuantificados.
Es una hoja en blanco.
Supongo que es válido que sea así, que sea el intervalo de silencio en una sinfonía de altas y bajas de una vida. Es tal vez esa hoja que nadie escribe, o que nadie encuentra en las biografías de personas que eran una cosa, y luego terminaron siendo otra. Ahora poco creo en ese continuo ejecutable sin sombras de duda.
Mi vida es quizás en estos momentos una melodía que no encuentra su letra, y que debe estar en reposo para escuchar en un murmullo a que esa letra la traiga el viento, porque de lo contrario, ansiosa, se quedará guardada, o se cansará y tomará el más conforme desenlace posible.
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junio 13, 2011
La aflicción de la inquietud
Con un vaso de bendiciones en espera,"Derramemos ", dijo, "en él todo lo que podamos;Que las riquezas del mundo que yacen dispersas,Se contraigan en un solo espacio ".
Así que la fortaleza primero abrió camino;Después la belleza, después la sabiduría, la honra y el placer;Cuando casi todo había salido, Dios se detuvo,Percibiendo que de todo su tesoro,Solo quedaba en el fondo el descanso.
"Porque si también le doy ", dijo Él,"Esta joya a mi criatura,Él va a adorar mis dones y no a mí,Y a descansar en la naturaleza y no en el Dios de la naturaleza:De esa manera, los dos saldremos perdiendo.
"Así que dejemos que tenga el descanso,pero mantengámoslo con la aflicción de la inquietud;Que sea rico y cansado, para que al menos,Si no lo guía el bien, sea entonces el cansancioEl que lo lance hacia mi pecho ".
La Polea
George Herbert
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junio 11, 2011
Il mare calmo della sera
El mar calmo de la espera....
Esperar, parece que no hay nada más para mí ahora. No sé si pueda haber algo más desesperante. Quisiera que muchas cosas que he anhelado por tanto tiempo y que parecen muy posibles se dieran ya. Quisiera no dejarme distraer por las agitadas y productivas vidas de los demás: emocionalmente, laboralmente, espiritualmente, familiarmente, etc.
Quisiera poder de una vez por todas abrirle la puerta, cenar con Él y Él conmigo. Sé que Jesús es mi único y verdadero enfoque, que en el momento en que mi amor, emoción y devoción aumente por alguien más que por Él, estaré perdida, lo sé. No importa si es hombre o mujer.
Mi mente va a mil revoluciones, y soy consciente de que me falta resolver algunas cosas a solas con Dios, para tan si quiera pensar en poder ofrecer un amor ecuánime, un amor desde Su centro. No es difícil para mí hacer esta clase de autoexámenes, lo difícil es entrar en el secreto divino y dejar que mi ser se calme. Permitir que realmente sea un mar calmo de espera y no aguas agitadas que chocan contra mí recordándome mi incapacidad natural para ver más allá de mi realidad.
Me cuesta vivir el presente y eso también es un problema, me cuesta entregar el pequeño sueño que me he permitido, de una vida lejos del desierto emocional al que estoy acostumbrada, me cuesta imaginar que Dios tiene planes para mí... me cuesta mucho de verdad.
Todo lo que ahora oigo de Él es esto, y parece más que suficiente: “Be still, and know that I am God" Psalm 46:10 / Quédate quieta y conoce que Yo soy Dios" Salmo 46:10.
Hoy no me siento muy entusiasta al respecto, pero sé que mi tristeza y mi quebranto también son cosas que Él recibe, y que aunque no lo entienda a veces, Él es bueno, y este tiempo de mi vida, es una muestra de Su bondad para mí.
Esperar, parece que no hay nada más para mí ahora. No sé si pueda haber algo más desesperante. Quisiera que muchas cosas que he anhelado por tanto tiempo y que parecen muy posibles se dieran ya. Quisiera no dejarme distraer por las agitadas y productivas vidas de los demás: emocionalmente, laboralmente, espiritualmente, familiarmente, etc.
Quisiera poder de una vez por todas abrirle la puerta, cenar con Él y Él conmigo. Sé que Jesús es mi único y verdadero enfoque, que en el momento en que mi amor, emoción y devoción aumente por alguien más que por Él, estaré perdida, lo sé. No importa si es hombre o mujer.
Mi mente va a mil revoluciones, y soy consciente de que me falta resolver algunas cosas a solas con Dios, para tan si quiera pensar en poder ofrecer un amor ecuánime, un amor desde Su centro. No es difícil para mí hacer esta clase de autoexámenes, lo difícil es entrar en el secreto divino y dejar que mi ser se calme. Permitir que realmente sea un mar calmo de espera y no aguas agitadas que chocan contra mí recordándome mi incapacidad natural para ver más allá de mi realidad.
Me cuesta vivir el presente y eso también es un problema, me cuesta entregar el pequeño sueño que me he permitido, de una vida lejos del desierto emocional al que estoy acostumbrada, me cuesta imaginar que Dios tiene planes para mí... me cuesta mucho de verdad.
Todo lo que ahora oigo de Él es esto, y parece más que suficiente: “Be still, and know that I am God" Psalm 46:10 / Quédate quieta y conoce que Yo soy Dios" Salmo 46:10.
Hoy no me siento muy entusiasta al respecto, pero sé que mi tristeza y mi quebranto también son cosas que Él recibe, y que aunque no lo entienda a veces, Él es bueno, y este tiempo de mi vida, es una muestra de Su bondad para mí.
junio 01, 2011
Una frase a propósito del hogar
"Entre más me alejo corriendo del lugar en el que mora Dios, menos soy capaz de escuchar la voz que me llama amado, y entre menos escucho esa voz, más me enredo en las manipulaciones y en los juegos de poder del mundo."
El regreso del hijo pródigo
Henri Nouwen.
Henri Nouwen.
mayo 26, 2011
Un poco sobre el amor y el camino al hogar
El camino del hombre es un camino de regreso al hogar. Este mundo y todo lo que vemos no es nada en comparación al lugar al que estamos invitados a ir. C.S Lewis dijo en una de sus citas más conocidas "Si encuentro en mi deseos que nada en esta tierra puede satisfacer, la única explicación lógica es que fui hecho para otro mundo", y yo creo que es verdad. He pensado recientemente sobre esto. Mis deseos y mis atracciones oscilan entre los ruidosos y obsesivos a los que estoy acostumbrada y entre aquellos sutiles que brotan como flores anunciando primavera en tiempos de invierno. Tan válida como pueda llegar a ser la posibilidad (y el propósito) de encontrar amor recíproco en esta tierra, tan corta se queda para llegar a ser el centro de nuestra existencia.Todos en esta tierra buscamos amor, en nuestro propio género, en el otro género, incluso en ambos. Buscamos el amor de un padre, el amor de un hijo, el amor de un amigo.
Ando en esa búsqueda también, pero si algo me han enseñado las experiencias que he tenido en la vida es que nada está garantizado en este mundo. Esta verdad me costó mucho entenderla porque no ví ningún beneficio en ella, es decir, me inclinaba a pensar que nada iría bien para mí. En este momento de mi vida sigo aún con atracciones por el mismo sexo, sigo queriendo encontrar alguien a quién amar y que me ame, y añado una variante, creo haberlo encontrado. En realidad parece que lo encontré hace mucho. Creo que es una oportunidad que me dá Dios para que no limite lo que Él es capaz de hacer. Estoy en el proceso de abrirme a esa posibilidad en mi vida, dejarme amar y conquistar por un hombre. Incluso, en un sentido menos optimista (para que no digan que las mujeres volamos mucho), en el proceso de dejar que un hombre tenga una amistad especial conmigo.
Pero reitero, nada está garantizado en este mundo.
Por eso me siento impulsada de nuevo a volver a hablar sobre el hogar. Mi identidad y mi camino no pueden estar basados en quién me ama o no. En momentos en los cuales me distancié del hombre que mencioné, por alguna razón, pensé que a todo lo que debía estar guiada entonces era a relacionarme con una mujer. Y lo que aprendí fue lo siguente: Es bueno aprender a amar, y dejarse amar, pero el único amor que no cambiará a lo largo de mi vida sólo será uno, el amor de Dios.
Dios el hogar, Dios padre y madre, Dios abrazo y aceptación, Dios que me conoce mejor que yo. Dios descanso. Dios amor.
Creo que el amor de Dios va más allá de mi confusión y de mi proceso de sanidad. Y aunque la vida siempre me ponga en situaciones al estilo de una Ye de camino, cuando doy pasos hacia ese hogar, me recobro a mí misma y me es más fácil reconocer ese descanso en mi vida diaria, y buscarlo siempre.
Bueno tengo que reconocer que no soy buena hablando del camino hacia el hogar, tal vez sólo pueda mencionar la importancia que tiene para mí en cuanto a sentido, plenitud y motivo de vida. Transito ese camino dolorosamente, pero cada día me convenzo más que es el único camino cierto para mí. Donde puedo dar y recibir amor sin temores. Donde puedo encontrar respuestas. Donde aunque no las encuentre todavía, no me sienta perdida, ni olvidada, ni abandonada. El lugar que encaja perfecto con mi corazón y con mi ser.
¿Y bueno, dónde está ese lugar? - En el corazón. Allí fue donde siempre Dios pretendió estar, y está, sólo que nos espera a los extraviados y distraídos, a los ocupados y confusos, a los temerosos y angustiados, a los sedientos de amar. A los que a final de cuentas terminamos viajando al centro del corazón de Dios.
Ando en esa búsqueda también, pero si algo me han enseñado las experiencias que he tenido en la vida es que nada está garantizado en este mundo. Esta verdad me costó mucho entenderla porque no ví ningún beneficio en ella, es decir, me inclinaba a pensar que nada iría bien para mí. En este momento de mi vida sigo aún con atracciones por el mismo sexo, sigo queriendo encontrar alguien a quién amar y que me ame, y añado una variante, creo haberlo encontrado. En realidad parece que lo encontré hace mucho. Creo que es una oportunidad que me dá Dios para que no limite lo que Él es capaz de hacer. Estoy en el proceso de abrirme a esa posibilidad en mi vida, dejarme amar y conquistar por un hombre. Incluso, en un sentido menos optimista (para que no digan que las mujeres volamos mucho), en el proceso de dejar que un hombre tenga una amistad especial conmigo.
Pero reitero, nada está garantizado en este mundo.
Por eso me siento impulsada de nuevo a volver a hablar sobre el hogar. Mi identidad y mi camino no pueden estar basados en quién me ama o no. En momentos en los cuales me distancié del hombre que mencioné, por alguna razón, pensé que a todo lo que debía estar guiada entonces era a relacionarme con una mujer. Y lo que aprendí fue lo siguente: Es bueno aprender a amar, y dejarse amar, pero el único amor que no cambiará a lo largo de mi vida sólo será uno, el amor de Dios.
Dios el hogar, Dios padre y madre, Dios abrazo y aceptación, Dios que me conoce mejor que yo. Dios descanso. Dios amor.
Creo que el amor de Dios va más allá de mi confusión y de mi proceso de sanidad. Y aunque la vida siempre me ponga en situaciones al estilo de una Ye de camino, cuando doy pasos hacia ese hogar, me recobro a mí misma y me es más fácil reconocer ese descanso en mi vida diaria, y buscarlo siempre.
Bueno tengo que reconocer que no soy buena hablando del camino hacia el hogar, tal vez sólo pueda mencionar la importancia que tiene para mí en cuanto a sentido, plenitud y motivo de vida. Transito ese camino dolorosamente, pero cada día me convenzo más que es el único camino cierto para mí. Donde puedo dar y recibir amor sin temores. Donde puedo encontrar respuestas. Donde aunque no las encuentre todavía, no me sienta perdida, ni olvidada, ni abandonada. El lugar que encaja perfecto con mi corazón y con mi ser.
¿Y bueno, dónde está ese lugar? - En el corazón. Allí fue donde siempre Dios pretendió estar, y está, sólo que nos espera a los extraviados y distraídos, a los ocupados y confusos, a los temerosos y angustiados, a los sedientos de amar. A los que a final de cuentas terminamos viajando al centro del corazón de Dios.
mayo 11, 2011
Enfrentando conflictos I
Es un tiempo nuevo para mí. Siento que repentinamente todo me impulsa a salir de mi mirada obsesiva hacia dentro y me lleva a enfrentarme a todo lo que hay en mí y fuera de mí. Sé que cuando cometo un error o varios errores de los mismos, dejo que se acumulen como tierra para una avalancha, avalancha que se vuelve una marejada emocional de comportamientos viejos, que me revela aún cuánto falta por hacer en mí.
No se puede enfrentar un conflicto atendiendo mil voces, urgencias, reclamos y ocupaciones. Y me pregunto entonces cuantas cosas hay sin resolver en mi vida, porque no soporto la quietud y el silencio. Incluso una oración en la que se escuchan sólo mis reclamos, fallas, peticiones y lamentos, no logra hacer mucho. Es preciso soltarse, y dejar que el conflicto real del corazón salga a flote.
Creo entonces que la sanidad tiene mucho que ver con recibir. Digo esto porque a menudo oro, renuncio, ato y desato y pasa poco, porque pretendo que en comunidad se logre lo que temo hacer sola: Ir a mi interior, en la soledad, y esperar a que Jesús esté allí, ayudándome. Temo a que me abandone, temo a que se distorsione de nuevo Su imagen, temo a que haya silencio frente a cuadros que he preferido no recordar. Temor puede ser entonces un impedimento para abrir los brazos y recibir auxilio.
¿Te ha pasado? Supongo que sí. Supongo que has tenido áreas de tu vida que has dejado sin resolver como algunas reparaciones de la casa: porque al tomar la decisión de arreglarlas, se ve por encima que van a ser de nunca acabar. Goteras, fallas eléctricas, plagas, etc. Quizá siempre necesitemos ayuda de un experto, que termine de una vez con aquello que no hemos podido, que nos derriba una y otra vez. Un experto que siempre quiera volver a ayudarnos, sin importar que tengamos el agua al cuello. Me lo imagino y creo que lo único que espera de nosotros es que reconozcamos dónde están las fallas y que estemos dispuestos a ir allí para repararlas, para sellarlas por fin. No somos nosotros los que reparamos, sólo señalamos el lugar de la avería y así el conflicto empieza a encontrar salida. Podemos funcionar mejor.
Bueno, estoy en esas ahora. Aún tengo pensamientos desoladores, y aunque la tentación esté apaciguada por ahora, sé que permanece ahí. Pero ahora sé que es preciso cavar primero, ir a donde no quiero ir, para que lo que quiero se materialice.
No se puede enfrentar un conflicto atendiendo mil voces, urgencias, reclamos y ocupaciones. Y me pregunto entonces cuantas cosas hay sin resolver en mi vida, porque no soporto la quietud y el silencio. Incluso una oración en la que se escuchan sólo mis reclamos, fallas, peticiones y lamentos, no logra hacer mucho. Es preciso soltarse, y dejar que el conflicto real del corazón salga a flote.
Creo entonces que la sanidad tiene mucho que ver con recibir. Digo esto porque a menudo oro, renuncio, ato y desato y pasa poco, porque pretendo que en comunidad se logre lo que temo hacer sola: Ir a mi interior, en la soledad, y esperar a que Jesús esté allí, ayudándome. Temo a que me abandone, temo a que se distorsione de nuevo Su imagen, temo a que haya silencio frente a cuadros que he preferido no recordar. Temor puede ser entonces un impedimento para abrir los brazos y recibir auxilio.
¿Te ha pasado? Supongo que sí. Supongo que has tenido áreas de tu vida que has dejado sin resolver como algunas reparaciones de la casa: porque al tomar la decisión de arreglarlas, se ve por encima que van a ser de nunca acabar. Goteras, fallas eléctricas, plagas, etc. Quizá siempre necesitemos ayuda de un experto, que termine de una vez con aquello que no hemos podido, que nos derriba una y otra vez. Un experto que siempre quiera volver a ayudarnos, sin importar que tengamos el agua al cuello. Me lo imagino y creo que lo único que espera de nosotros es que reconozcamos dónde están las fallas y que estemos dispuestos a ir allí para repararlas, para sellarlas por fin. No somos nosotros los que reparamos, sólo señalamos el lugar de la avería y así el conflicto empieza a encontrar salida. Podemos funcionar mejor.
Bueno, estoy en esas ahora. Aún tengo pensamientos desoladores, y aunque la tentación esté apaciguada por ahora, sé que permanece ahí. Pero ahora sé que es preciso cavar primero, ir a donde no quiero ir, para que lo que quiero se materialice.
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abril 06, 2011
Desapego
A Ti, que duermes en mi pecho,no se te encuentra con palabras,
sino en la aparición de la vida dentro de la vida,
y de la sabiduría dentro de la sabiduría.
Contigo ya no hay diálogo, contienda ni oposición de ningún tipo.
A Tí se te encuentra en la comunión!
Tú en mí, y yo en Tí; Tú en ellos, y ellos en mí:
desasimiento dentro del desasimiento,
desapasionamiento dentro del desapasionamiento,
vacuidad dentro de la vacuidad,
libertad dentro de la libertad.
Estoy solo. Tú estás solo. El Padre y Yo somos Uno
Thomas Merton
Diálogos con el silencio
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marzo 20, 2011
Un tiempo para todo
"Hay un tiempo para todo", es el comienzo de una conocida porción del Eclesiastés. Me parece increíble cuando Dios de alguna manera orquesta tiempos especiales para algo. Desde finales de febrero he sentido que muchas cosas van deprisa en mi vida: puertas que se cierran, cosas que desaparecen, circunstancias nuevas a las cuales hacerle frente, y, sobretodo, un apremiante indicio de quietud y sacrificio en lo que a mí concierne.
Es extraño que estos tiempos a los cuales comúnmente se les llaman tormentas o desiertos, sean invitaciones al silencio, a adentrarse en las profundidades de Dios. Al menos puedo decir que mi espíritu de alguna manera ya me preparaba para todo esto, generando cierto hastío de escribir y muchas ganas de estar en silencio y soledad.
Si bien mi tendencia natural ante una situación como esta es la de aprovechar y hacer mil cosas (estudiar, buscar oportunidades, contemplar nuevos rumbos), las limitaciones familiares y económicas me lo impiden.
Tengo tiempo para dos cosas ahora: Para adentrarme en mi silencio para buscar respuestas, y para entregar mi cuidado en la enfermedad. No hay más. Creo que ya hubo un "tiempo de los intentos" y el resultado fue bueno, descubrí un montón de cosas por la vía de la intuición y del dejarme llevar por los anhelos de mi corazón. Sin embargo, creo que es necesario adquirir una visión que profundice sueños y encamine talentos, así como creo que es necesario responder al llamado de Dios porque nunca se sabe qué tiene para decir.
Entregar cuidado (servir) y estar en silencio (oír) son dos buenas disciplinas para apartar los ojos de uno mismo, también. Pienso que es bueno darle un alivio a mi mente obsesa para que descanse y tenga un enfoque, a mis ojos una mirada atenta a la necesidad, y a mi corazón una calma suficiente para escuchar de verdad.
Es extraño que estos tiempos a los cuales comúnmente se les llaman tormentas o desiertos, sean invitaciones al silencio, a adentrarse en las profundidades de Dios. Al menos puedo decir que mi espíritu de alguna manera ya me preparaba para todo esto, generando cierto hastío de escribir y muchas ganas de estar en silencio y soledad.
Si bien mi tendencia natural ante una situación como esta es la de aprovechar y hacer mil cosas (estudiar, buscar oportunidades, contemplar nuevos rumbos), las limitaciones familiares y económicas me lo impiden.
Tengo tiempo para dos cosas ahora: Para adentrarme en mi silencio para buscar respuestas, y para entregar mi cuidado en la enfermedad. No hay más. Creo que ya hubo un "tiempo de los intentos" y el resultado fue bueno, descubrí un montón de cosas por la vía de la intuición y del dejarme llevar por los anhelos de mi corazón. Sin embargo, creo que es necesario adquirir una visión que profundice sueños y encamine talentos, así como creo que es necesario responder al llamado de Dios porque nunca se sabe qué tiene para decir.
Entregar cuidado (servir) y estar en silencio (oír) son dos buenas disciplinas para apartar los ojos de uno mismo, también. Pienso que es bueno darle un alivio a mi mente obsesa para que descanse y tenga un enfoque, a mis ojos una mirada atenta a la necesidad, y a mi corazón una calma suficiente para escuchar de verdad.
febrero 24, 2011
Sinceridad cotidiana
Me cuesta el silencio, me cuesta abrirle espacio a Dios. Y vengo aquí de nuevo a sincerarme. Acaso puedo hacer otra cosa que reconocer mi impotencia.
Nada nuevo.
Dios no se cansa de mí, y la muestra es tal, que me ama, me ama en breves espacios donde estoy lo suficientemente dormida para inyectarme ansiedades y lo suficientemente despierta para creer que lo invento, la confiada certeza del corazón...
En este momento se me ocurre que aún para abrirle espacio, necesito Su ayuda. El temor y la apatía parecen remedos de novio que no me quieren soltar para conocer el amor.
Por eso creo que Dios como amante silencioso aprovecha momentos, y tenues instantes de Gracia para romper la dureza de mi alma cansada.
Pienso que lo lograré, que llegará ese encuentro. Que tal vez puede surgir entre lo que no es anticipado y programado (aunque puede alimentarse por ello).
Ahora mientras escribo, me dedica una canción. Y no precisamente "cristiana". Ese es Dios, el que sabe hablarme. Ese es Dios y debo agradecerle por ser siempre así.
El Eterno. El constante. El hogar. El destructor de apatías. El Dios de inviernos y primaveras, el Dios que espera a Su amada... "hasta cuando ella quiera despertar".
Y despertar quiero, y aún para eso le necesito. Para aguardar el momento de los ojos abiertos. De la sonrisa nueva. Del cálido abrazo. Del compartirnos. Del no escribir demasiado de eso aquí.
Y le siento sonreír, no sé por qué.
Nada nuevo.
Dios no se cansa de mí, y la muestra es tal, que me ama, me ama en breves espacios donde estoy lo suficientemente dormida para inyectarme ansiedades y lo suficientemente despierta para creer que lo invento, la confiada certeza del corazón...
En este momento se me ocurre que aún para abrirle espacio, necesito Su ayuda. El temor y la apatía parecen remedos de novio que no me quieren soltar para conocer el amor.
Por eso creo que Dios como amante silencioso aprovecha momentos, y tenues instantes de Gracia para romper la dureza de mi alma cansada.
Pienso que lo lograré, que llegará ese encuentro. Que tal vez puede surgir entre lo que no es anticipado y programado (aunque puede alimentarse por ello).
Ahora mientras escribo, me dedica una canción. Y no precisamente "cristiana". Ese es Dios, el que sabe hablarme. Ese es Dios y debo agradecerle por ser siempre así.
El Eterno. El constante. El hogar. El destructor de apatías. El Dios de inviernos y primaveras, el Dios que espera a Su amada... "hasta cuando ella quiera despertar".
Y despertar quiero, y aún para eso le necesito. Para aguardar el momento de los ojos abiertos. De la sonrisa nueva. Del cálido abrazo. Del compartirnos. Del no escribir demasiado de eso aquí.
Y le siento sonreír, no sé por qué.
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