marzo 02, 2011

Sin asunto

Nada, no tengo fuerzas para escribir. Sólo siento dolor y me parece importante registrarlo, no para teorizarlo, no para sacar grandes conclusiones. Sólo dolor y miedo... una mezcla que por ahora llamaré pánico.

Pánico como una sensación en el pecho, como una premonición de lo que vendrá, de procesos, de deterioros, de enfermedad, de oraciones agonizantes.

El ser más querido para mí ahora se encuentra enfermo. Y pienso que haciendo un recuento, he enfrentado dolores de ciertas magnitudes que me hacen pensar que soy una gallina, que le huyo al dolor. No soporto ver una aguja, ni que me saquen sangre. Y de repente me encuentro en un proceso más duro y complejo. Y a este no le puedo huír.

Sólo me resta decirle a Dios, Gracias! gracias por hacerme vulnerable, por sostenerme en mi debilidad y en mi falta de aire. Gracias Espíritu, sé que gimes con gemidos indecibles, saliendo de mi propia voz y silencio. Gracias Jesús, porque tu entiendes, tu llevas, tu acompañas. Gracias por Tu santa comunión, por la cual sé que no estoy sola, que hay personas y ángeles pendientes de mí, y de todo este proceso.

2 comentarios:

MI LUCHA INTERIOR dijo...

Si hermana, te entiendo. Algo similar sentí cuando la palabra "cáncer" se pronunció en la casa. Mi padre sobrevivió un año y medio, pero fue terriblemente desgastante para toda la familia. En todo caso, fue en medio de esa enfermedad que él conoció el cuidado de Dios, y tuvo una buena calidad de vida casi hasta el final.

Si bien a nosotros no nos gusta el dolor, me identifico con el terror a las agujas tuyo :) Jesús es experimentado en dolores y quebrantos, osea que El si entiende, y entiende bien lo que es la agonía y los dolores de la enfermedad.

Estaré orando por ti y tu ser querido!

Rougek dijo...

Gracias por tus oraciones hermano querido. Te he escrito sobre esta cuestión a tu correo personal desde hace rato ya, en fin... gracias por estar ahí.