septiembre 10, 2011

¡Derrumbémonos!

¿Has sentido alguna vez que viene una cosa, tras otra, tras otra que parece que no puedes soportar más?, ¿Has sentido el peso del mundo, de tus errores, dolores e imposibilidades de tal manera que no crees ir a alguna parte?
¿Has intentado una y otra vez hacer las cosas que se te piden y aún así sientes que te queda grande?

Bueno, quizás esas preguntas sean un pequeño resumen de lo que se ha acumulado en mí en tanto tiempo.  Volviendo a consejería, me doy cuenta que ya tengo un libreto armado de toda mi "triste historia" de tropiezos que comenzaron con un evento detonante y una gran mentira "no hay Dios".

Mentira que tuve que batallar durante mucho tiempo, y que me llevó a mi más grande bajonazo espiritual. Mentira que se convirtió en distancia y en una prudente frase "Hay Dios pero ya no creo tanto".  Hay posts que relatan detalles del libreto de mi dolor...al cual me aferro y le agrego cosas, nuevas heridas, temores, tropiezos.

No sé si Dios en Su soberano poder decidió usar mis circunstancias actuales para ponerme más peso encima, al punto que todo lo que veo es nada, niebla, oscuridad, dolor...hasta el punto de querer gritar. Tengo esa horrible sensación de que por más que lo intento no puedo hacer ni expresar por mucho tiempo lo que Dios desea de mí: Adoración, misericordia, coraje, fortaleza, amor devoto.

También he sentido que la debilidad es todo lo que puedo ver en mí y todo lo que otros pueden ver. Como que inconscientemente quiero atraer lástima. Sé todo lo que tengo que hacer, pero ese conocimiento me sobrecoge porque es mucho y he olvidado la verdad sobre Dios. Sobre el Dios que ES por mí.

Anoche, sin embargo, algo de Su voz llegó hacia mí, diciéndome en resumidas cuentas "Derrúmbate". ¿No crees poder con tu vida? ese fue el primer movimiento que te atrajo hacia Mí. ¿No crees tener un corazón que me ame? déjame quebrarlo y darte uno nuevo, uno que sea capaz de recibir amor. ¿No te sientes capaz de hacerle frente sola a esa carga que ahora llevas? Nunca intenté que lo hicieras, te lo he dicho antes y te lo repito, no es en tu fuerza... en resumidas cuentas, ¿No crees en mí?  Déjame recordarte Quién Soy. 

Por tanto, esa invitación que me llega, te la hago a tí, quien quiera que seas, si sientes que no vas para ninguna parte en el estado en que estás...¡Derrumbémonos! dejémonos caer en la poderosa mano de Dios, dejemos una vez por todas de tratar de hacer a fuerza de voluntad, algo que sólo puede ser hecho en unión con Él. Dejemos que Su amor nos capacite en el amar, que todo lo que en Él abunda y sobreabunda, llene nuestra miseria. No hay nada que Él quiera que hagamos o seamos para lo cual no nos dé lo que nos hace falta. No hay un amor que Él no quiera revivir...y si nos derrumbamos ante Él, Él hará todo nuevo otra vez.

Porque lo dice el excelso y sublime,
      el que vive para siempre, cuyo nombre es santo:
   «Yo habito en un lugar santo y sublime,
      pero también con el contrito y humilde de espíritu,
   para reanimar el espíritu de los humildes
      y alentar el corazón de los quebrantados. Isaías 57:15

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