octubre 29, 2011

Ilusiones y expectativas - interludio

Cuando estamos impacientes, cuando queremos quitarnos de encima nuestra soledad e intentamos superar la separación y la sensación de que nos falta algo, que a veces experimentamos, fácilmente nos relacionamos con el mundo poniendo en él expectativas devastadoras. Ignoramos que también nosotros sabemos, desde un conocimiento profundamente asentado en nosotros, intuitivo, que ningún amor o amistad, ningún abrazo íntimo o beso tierno, ninguna comunidad, comuna o colectividad, ningún hombre o mujer serán capaces jamás de satisfacer nuestro deseo de vernos aliviados de nuestra condición de solitarios. Esta verdad es tan desconcertante y dolorosa que nos hacemos más propensos a los juegos de nuestra fantasía que a hacer frente a la verdad de nuestra existencia. Así seguimos esperando que algún día encontraremos al hombre o a la mujer que realmente entienda nuestras experiencias, la mujer que traerá paz a nuestra vida inquieta, el trabajo donde podamos agotar nuestras posibilidades, el libro que nos explicará todo y el lugar donde podamos sentirnos en el hogar. Tal esperanza falsa nos lleva a hacer peticiones que llegan a agotarnos, y nos preparan para una hostilidad amarga y peligrosa, cuando empezamos a descubrir que nadie ni nada puede llenar nuestras expectativas de absoluto.
                                                          El Sanador herido, Henri Nouwen

Qué cierto... ¡Gracias, Henri!

2 comentarios:

Esmeralda dijo...

Somos taggeados como "seres deseantes, con necesidades ilimitadas"
Me identifico absolutamente con las palabras de H. Nouwen, realmente me he cansado de la frustración que produce el "ir" hacia aquello/os que no pueden abarcar la inmensidad de mi humanidad. Así que estoy aprendiendo a oír la voz que clama por una presencia capaz de sostener el peso de mis carencias. en pocas palabras; "en él vivimos, nos movemos y existimos" Un abrazo!! :)

Rougek dijo...

Hola amiga! gracias por tu comentario. Esa presencia que sostiene nuestras carencias es lo que debería ser nuestra dependencia diaria, sólo que a veces es tan fácil perder el enfoque! creo que cuando damos vueltas (voluntariamente) sobre nuestros deseos y fantasias de satisfacción fuera de Dios, llegamos siempre al mismo punto: que fuera de Él eso es imposible. Un abrazo para tí! :)