abril 09, 2010

El Buen Odio

Antes de entrar al tema en cuestión quisiera dar un pequeño recuento introductorio de lo que ocasiona el post de hoy:

Hoy sentí algo que hace mucho tiempo no sentía... Odio y ganas de vomitar. Para el lector esta reacción luego de explicarla será tal vez un poco "exagerada" pero para mí no.

El día de hoy fue un día que yo llamaría "día a la salomón y a la Yannin" (dos conocidos gurús (brujos) de la tv colombiana). Una señora a sacarme la carta astral disque porque tenía intriga sobre mi maternidad luego que le comenté sobre la operación que tuve recientemente. Me dice un poconón de babosadas de que voy a hacer mucha plata, de que voy a ser muy exitosa en mi profesión, de bla bla bla... ah y que sí (con cara triste, pero por dentro orgullosa de su intuición) sí vas a tener problemas con la maternidad.

Pal carajo!!!!!!!

En momentos como ese hubiese querido ser más firme en mis convicciones, en mi credo... pero esa extraña "decencia" que se me sale cuando menos la necesito, se limitó a sonreír y a decir que no creía en eso...

y lo que me da más piedra es que la vieja va y dice " ah si es que es respetable que la gente tenga su religión y por eso no crea en esto, pero es una guía, los planetas no mienten"

Y mis papás que estaban conmigo eran todos interesados por las cosas que la vieja me decía y asintiendo a las supuestas "descripciones de mi carácter" ahh cómo quería decirles que se callaran...

Nah pero eso no es todo... luego voy a verme con una familiar a entregarle un pedido y resulta que es astrologa, maestra, gurú y senseí de cuanta pendejada vende la nueva era, y se me revuelve absolútamente todo! No puedo ser hipócrita, se me nota demasiado y ella lo vió... no puedo sonreír cuando alguien hace alarde de sus "conocimientos" para guiar a la gente, y peor aún cuando me dice que los propios cristianos la consultan.

Me da piedra porque vengo de ese mundillo de sahumerio, planetas, tarot y vainas, de ese largo bagaje de búsqueda cansina de la verdad. Creo que al conocer a Dios y al llegar al entendimiento de Su palabra, una de las cosas de que las que más rápido me aparté fue de toda esa práctica de nueva era. Y le cogí un odio al que pocas cosas realmente les tengo.

Y ahora llego al tema que verdaderamente quiero tocar... el odio.

En estos días que me he sentido llevada al tema del Amor de Dios, no podía pensar en nada más que en Su misericordia, Su ternura, Su paciencia... etc...

Y hoy siento de nuevo este odio inmenso por la brujería, la hechizería, la astrología y demás sucedáneos modernos. No soy una persona hipócrita, lo repito, y se me nota cuando algo verdaderamente me disgusta. Ese disgusto aumenta cuando mi mamá, mi papá y mi hermano dicen "ahh no es para tanto..." me pregunto cuántas veces yo he hecho con Dios así.

Digo eso porque por un momento en lo único que pude pensar es cómo le molesta de verdad a Dios ese tipo de prácticas. No que sea del tipo "ah Hijo sería mejor que no lo hicieras" sino que literalmente le da asco... como me dió asco a mi también.

Quisiera tener ese odio por tantas otras cosas...!! no por ser una especie de fanática loca que en todo ve pecado y para todo es intolerante, sino porque veo que es un odio que Dios le permite a uno tener para experimentar la santidad que él desea de Sus hijos, y lo lejos que están esas prácticas de él.

Mi hermano me decía que me entendía un poco, y yo le decía que él sabía porque yo había hecho eso antes y ahora sabía que eso no era la verdad. Supongo que es una milésima parte de lo que Dios experimenta: Él sabe que muchas de las cosas que hacemos son no sólo desagradables ante Sus ojos, sino un camino de muerte, de eterna falsedad.

Creo que puedo entender las reacciones de odio de Dios ante el pecado de la gente, por la distancia que generaba, por la degradación que aumentaba, por la insatisfacción que provocaba.

En mi lectura devocional he llegado al libro de Levítico. Fuí sincera con Dios y le dije que la verdad me aburría ese libro. Que me parecía absurdo tanto ritual, tanta sangre, tanto requisito. Sólo ahora puedo entender -someramente- la exigencia de Su Santidad, Su Celo, Su deseo de conservarnos puros de la maldad y suciedad de este mundo.

Tengo mucho que decir sobre esto, pero bueno... el objetivo de desahogarme ya se cumpló.

Pensaré más la cosa, porque esta es pura verborrea poco tamizada, me zambulliré en un buen baño de Dios, y profundizaré ya más calmadita...

Shalom! a vosotros y a mí.

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