enero 23, 2012

Días sagrados


"La tierra está llena de cielo, y Dios arde en cada arbusto común. Pero sólo quien lo ve se quita los zapatos;  
                 el resto se sienta a recoger zarzamoras" 
Elizabeth Barrett Browning


Un cúmulo de cosas aparecen en mi mente, experiencias por compartir, frases que me han inspirado, fracciones del camino que resaltan sobre la superficie por ser magníficas, refrescantes. Y sin embargo sigo con la sensación de no saber (o no querer) hablar de todo eso por ahora.

Basta con decir que han sido días sagrados, de re-encuentro con Dios. Nada emocional y de presencia visible pero sí muy directo a mis más profundos conceptos sobre Él, los más secretos juicios, reclamos y argumentos en Su contra, los bloqueos conscientes e inconscientes a Su presencia en mi vida.

En una jornada de silencio en medio de la actividad, el trabajo y la soledad, cada espacio hizo un trayecto en mi corazón, rompió defensas en mi mente y me acercó a un Dios que yo no conocía, un Dios que trabaja en la incertidumbre, que se mueve sobre nuestros términos, que no se desanima sino que siempre está dispuesto a hacernos entender Su amor por nosotros, a un Dios Padre que por tanto tiempo fue tan lejano, abstracto.

Este es el inicio de una nueva etapa, lo siento en mi corazón. Sé que eventualmente, recaeré en conceptos que llevan más ventaja en tiempo en mi mente, pero lo que encontré siempre estará ahí, como una súbita recuperación de la memoria: Lo que Dios realmente es, lo que es real. A eso tendré que volver una y otra vez.

Si hay un propósito que pueda tener este año entero, será recuperar esa voz y certeza de la Presencia de Dios en mi vida. Ya no estaré perdida así aún no sepa a dónde voy. Nada será tan importante. Nada como eso hará que todo vuelva a su lugar. Quizás ya empiezo a andar en primavera y no me he dado cuenta.

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