febrero 08, 2011

A veces, ¡mejor tuerta!



A principio de año, no paraba de pensar en el tema de la visión, los ojos, la vista. Cuando inicié mi devocional leía Mateo 6, donde el Señor dice esto:

22 »El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz.23 Pero si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!
Sabía que mi visión estaba nublada. Dejé de soñar y en el fondo sabía que no iba para ninguna parte. Al parecer, al quererme liberar del estandar que se me ofrecía, empecé a alimentar mil razonamientos que me dieran esa "libertad" para vivir.

Sin embargo, llegaban las noches y sentía como quemaba tiempo, como luego de tanto esfuerzo mental, había cierto alivio temporal pero, ni era una mejor persona, ni estaba cambiando en nada mi mundo alrededor. Había perdido luz.

Llegué a entender que tanto reflexionar y razonar me estaba frenando a hacer las cosas que mi corazón más anhelaba: Orar, tener intimidad con Dios, servir, dejarme amar. Me frenaba por mil pensamientos ridículos respecto a construir un camino más libre, más espontáneo, una comunicación de todo el tiempo...etc. La cosa es, que no hacía ni una décima de lo que hacía antes cuando pensaba que era poco espiritual y tenía cierto horario y cierta disciplina. Mi espíritu ya no encontraba profundidad en la Palabra, ya no sentía que ella me hablaba, ya me costaba expresarle a Dios amor y agradecimiento y me limitaba a la queja. Algo pasaba, ya no era igual.

Jamás entendí eso que Jesús decía respecto a quitarse un ojo, si ese ojo le era ocasión de pecar (si ese ojo le hacía pecar). Hoy lo entendí distinto. Pienso que aquel que se excede en razonar pasa demasiado tiempo atento a lo que ve, en vez de estar atento a lo que Dios ya le ha dicho que debe hacer o a lo que ya sabe en su corazón. Por estar demasiado atento a lo que físicamente ve, pierde de vista los ojos de fe.

Por eso digo: ¡mejor tuerta!, necesito mirar mi camino, pensar y evaluar, pero es totalmente desgastante vivir sólo así. Necesito un sólo ojo para eso. Con el vacío del otro ojo, mejor me armo un ojo de fe, un ojo que me empuje a la acción, que me empuje hacia los sueños y visiones que Dios tiene para mí y para que construyamos juntos. Jamás podré armar una conexión coherente entre todos los razonamientos para hacer lo que hago y para los resultados que puedo o no obtener. Siempre habrán vacíos de conocimiento, y preguntas por responder. La pregunta es si me la voy a pasar toda la vida así (corriendo y buscando cables) o si mejor voy dando pasos de fe y voy dandole a mi vida alas.

En fin... esa es sólo una parte de mi reflexión al respecto. Vale la pena meditar en eso.

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