mayo 09, 2014

Tiempo


De esas cosas de las que sin duda me gustaría disponer más, sería tiempo. La vida "adulta" por así decirlo, es una vida de rutinas, deberes y citas agendadas que da tan poco tiempo que creo entender porqué la gente gasta el poco que le queda en distraerse en la televisión o el internet.

Esta monotonía trata de sacudirse cuando nos encontramos con amigos, cuando disfrutamos un buen libro (cuando se puede leer) cuando algo salta de lo cotidiano y nos devuelve en parte la frescura de las cosas del ayer. Recuerdo disfrutar los huecos horarios que me dejaba la universidad para volarme a la biblioteca pública a leer. Podía pasar horas enteras allí y no sentirlas. Disfrutaba largas caminatas nocturnas hablando sobre el amor, la soledad, los planes futuros... o sencillamente meditando.

Si devuelvo un poco más el cassette, puedo recordar los campings con amigos, practicar bailes, tener viernes de películas, y montones de tiempo para invertir en momentos simples pero llenos de libertad.

Cómo me gustaría tener todo ese tiempo ahora. Me encantaría poder gastar un día o varios, solamente dedicados a leer y a leer, sin tener que limitarlos al espacio entre el trabajo y la casa en un bus, con su posterior efecto ocular. Me hubiera encantado virar cuando pude, hacia otra profesión y probar si era buena para lo que creía que lo era, y no gastar una que otra meditación en lo que pudo haber sido. Cuánto disfrutaría de una de esas largas caminatas nocturnas para recuperar la creatividad dormida.

Pero nada de eso es posible, sólo tengo el hoy, y lo que planeo hacer con el mañana. Algunos de esos amigos de caminatas, campings y fogatas ya no andan más conmigo. Sus rutinas también los absorben. Las decisiones ya están tomadas y sólo se pueden tomar otras nuevas. Pasar la página y decidir qué voy a escribir en la nueva.  Andar los pasos que creo me indica el corazón y entender que la vida solo será vida si me esfuerzo por encontrar el sentido de lo que es, con lo que tengo y con el Dios al que pertenezco.

Ahora que lo pienso, Él es quien menos disfruta de verme inmersa en la rutina, ahogando ilusiones y amores, enterrando sueños. Él detesta cuando me acerco como niña pidiendo mesada y olvidando al Padre que tiene tooodo de su tiempo para andar conmigo, para crear conmigo. Él se aburre con las notas obligatorias que escribo, aquellas que reemplazan cuadernos universitarios repletos de cartas de amor mezcladas con apuntes de clases....

Quizás ahora mi tiempo sea más escaso y es entonces, cuando requiero de más sabiduría para administrarlo y valorarlo. Sacrificar la distracción que relaja, por la disciplina de perseguir lo que creo que amo. Dispongo de 80 y pico mil segundos a diario para entender que no vivo para trabajar, atender las necesidades ajenas y cumplir rutinas. Guardar un espacio, así sea pequeño, para mirar mi cofre de tesoros, me hace sentir que no pierdo el tiempo y que esto NO es todo lo que habrá para mí. Que pronto entenderé porque Dios me trajo aquí....y todo el trabajo que eso conlleva.

Sí, pronto lo entenderé, para eso necesitaré tiempo. Un tiempo que vale la pena invertir para recobrar el respirar hondo... y largarse, como diría la canción.

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